"Tengo dos condenas por parricidio y homicidio y con mil amores; estoy muy orgulloso de ellas". Un sexagenario que se sentó ayer en el banquillo de la Audiencia viguesa acusado de intentar matar a un antiguo compañero de vivienda en Teis no renegó de sus antecedentes en el juicio. Todo lo contrario. Cuando el fiscal se refirió en el interrogatorio a su historial delictivo, lejos de responder con evasivas se mostró "orgulloso", aunque alegando que lo había hecho para defenderse. Constantino V.L. fue sentenciado a 12 años de prisión hace más de dos décadas por el crimen de su madrastra y a otros 16 años en 1995 por el de una septuagenaria que lo acogió en su casa. "Mi abogado de entonces me llegó a decir que menos mal que no había pena de muerte, sino madre mía", afirmó. Ahora se enfrenta a otros ocho años de cárcel por el presunto intento de homicidio de su exinquilino en 2010, quien sobrevivió a la grave puñalada recibida en el abdomen pero murió hace unos meses por enfermedad. El reo declaró que fue la víctima quien lo atacó primero y quien se "autolesionó" con el arma en una caída. "Estoy dado por inválido total por mis minusvalías; aunque quiera, aunque me peguen, no puedo ni defenderme", manifestó.

Constantino V.L. rememoró ayer sus anteriores crímenes cuando la Fiscalía le preguntó por sus antecedentes. Aunque quiso hacer precisiones. "Pero yo nunca maté con arma blanca, ni con pistola...; fue defendiéndome, vida por vida, aunque después me advirtieron de que las patadas también matan", señaló. De esta forma, con golpes, acabó precisamente con la vida de la septuagenaria que lo acogió en los años noventa en su vivienda. "No pido clemencia. No me arrepiento. Le di dos patadones y me la cargué", dijo Constantino en el juicio celebrado en su día por este crimen sucedido en 1995.

Defensa

En aquel homicidio alegó legítima defensa, señalando que la víctima lo había atacado primero con un hacha, pero el tribunal no lo creyó. Y ahora, en el actual juicio por el intento de homicidio, ha vuelto a dar una versión exculpatoria. Los hechos por los que fue juzgado ayer ocurrieron el 29 de septiembre de 2010 en la vivienda en la que residía el acusado, en la calle Toural de Dentro. La víctima, Alejandro M.G., de 45 años, había vivido hasta hacía unos meses con él y ese día regresó para recoger unas pertenencias que había dejado en casa de una vecina.

Según la Fiscalía, el acusado y su exinquilino se encontraron, mantuvieron una discusión que derivó en forcejeo y pelea y, finalmente, Constantino fue a buscar un cuchillo con el que asestó una puñalada en el estómago a Alejandro, que afectó a órganos vitales y conllevó riesgo vital. La víctima caminó con las manos sujetando la barriga hasta una farmacia cercana, en Sanjurjo Badía, donde lo asistieron antes de su traslado al hospital.

El acusado dio una versión exculpatoria. Tras relatar sus minusvalías, contó que fue el herido quien lo atacó mientras él veía un debate en la tele de espaldas a la puerta de la casa, que estaba abierta. "Me sujetó del cuello y me dijo ´Viejo, dame las pastillas y el dinero", manifestó, añadiendo que le asestó ´pinchazos´ con un arma en los brazos –las heridas que tiene en el brazo, sin embargo, no son punzantes, según la forense–. ¿Y la grave puñalada de la víctima en el abdomen? El imputado alegó que el herido se autolesionó: que se clavó él mismo el arma que llevaba al caerse al suelo. Una hipótesis que la forense vio muy improbable y que el fiscal descartó "por imposible". Tras la agresión, la Policía sorprendió al procesado lavando su camisa manchada de sangre. Un agente destacó su "frialdad".