El cerco judicial sobre el abogado pontevedrés Manuel Franco Argibay se sigue estrechando después de su detención el pasado viernes en Madrid, a manos de los agentes de la Comisaría de Aravaca tras cinco años de fuga. Si el lunes era la Audiencia de Pontevedra la que decretaba prisión provisional para Franco Argibay por un supuesto caso de estafa, ayer trascendía que el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 2 de Caldas de Reis, que dirigió la investigación contra la trama de blanqueo de la "Operación Cormorán", ordenó también su ingreso en prisión "preventiva, comunicada y sin fianza", según informaron fuentes del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia.
La decisión se toma después de que el juzgado tuviese conocimiento de su detención y puesta a disposición judicial en Madrid y sin que el imputado por la "Operación Cormorán" hubiera comparecido ante el juez titular de la sala caldense, que ahora ha solicitado a la prisión de Soto del Real, en la que se encuentra, que sea puesto a disposición de este órgano judicial de forma inmediata. De hecho, la comparecencia en Caldas de Reis debería producirse antes de 72 horas, según indican las mismas fuentes.
Estas son las dos principales causas que tiene pendientes el abogado pontevedrés. Por la primera, en la que está acusado de estafa a un constructor, se enfrenta a 7 años de prisión. A través de videoconferencia, Franco Argibay pidió a la Sección Cuarta de la Audiencia de Pontevedra su libertad provisional al señalar que los delitos de los que se le acusa han prescrito. La sala, no obstante, decretó que permanezca en prisión. Además de considerar que el delito no ha prescrito, fuentes del Ministerio Público señalaron que existe un evidente riesgo de fuga, como lo demuestra el hecho de que estuviera más de cinco años huido de la Justicia. El segundo juicio pendiente es el de la "Operación Cormorán". El letrado, considerado asesor financiero del narcotraficante "Pelopincho", también fugado, se enfrenta a 6 años de prisión y multa de casi 12 millones de euros.
