La titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Ourense decretó en la tarde de ayer el ingreso en prisión de tres ciudadanos portugueses, Paulo R.S.F., M.C.R.P. y F.J.G.P., como supuestos autores del delito de detención ilegal de un menor de 15 años, que había desaparecido de su domicilio en San Joao de Vizela –un pueblo del norte de Portugal– el 11 de abril. El niño fue rescatado por la Policía Nacional el pasado jueves en la vivienda del matrimonio detenido en la parroquia de Santa Mariña. Al titular de esta vivienda, Paulo R.S.F., la juez le imputa además el delito de tenencia ilícita de armas ya que en el registro se hallaron un revólver en perfecto estado, con munición, y una pistola oxidada.

Los tres imputados fueron trasladados ayer a las 10 de la mañana, en vehículos separados y de forma escalonada, desde los calabozos de la Comisaría de Ourense, donde se encontraban desde su detención, hasta las dependencias judiciales. Tras prestar declaración por espacio de más de seis horas se decretaba su ingreso provisional en la prisión provincial de Pereiro de Aguiar, pasadas las 16.30 horas.

En su comparecencia ante la juez, los tres detenidos negaron cualquier intento de secuestro o rapto del menor. Señalaron que lo habían conocido durante un viaje a Portugal de los que hacen frecuentemente por motivos de trabajo, pues se dedican a la compra y venta de chatarra.

Según su versión, cuando el chaval ejercía la mendicidad les abordó y les pidió ayuda, alegando que estaba solo, era de una familia muy pobre y lo hacían dormir en un palomar. Señalaron que habían sentido compasión de él y decidieron traérselo a Ourense, concretamente a la vivienda que el matrimonio detenido ocupaban desde hace años en Santa Mariña.

Explicaron que una vez allí le dieron de comer, lo lavaron y le compraron ropa nueva en un conocido centro comercial de la ciudad. Aseguraron que incluso animaron al niño a llamar a su madre para que estuviera tranquila.

Pero su declaración choca frontalmente con la que aportaban ayer otras fuentes próximas al caso, que insisten en que esta operación tiene vinculación con una red internacional de tráfico de seres humanos, tal y como alertaba el comunicado enviado por la Policía Judiciaria Portuguesa a la Policía española. Los dos varones detenidos no están "limpios", puesto que tienen antecedentes policiales por robo y han pasado por prisión.

No se descarta que la detención ilegal de este menor, sea supuestamente, el primer ensayo para su incursión en otro tipo de acciones delictivas. La misma fuente añade que "todo se sabrá cuando se levante el secreto de sumario" y se compruebe la posible vinculación con esa cuarta persona detenida en Madrid y acusada también de un supuesto delito de tráfico de personas.

Lo único cierto, por ahora, es que lo declarado ayer por los acusados en su defensa ante la juez no concuerda con lo que habría declarado el niño ante el juez y el fiscal de menores de Ourense tras su liberación.

El menor les aseguró que había subido a la furgoneta de sus supuestos captores con una promesa de trabajo que luego no se cumplió. Al llegar a Ourense le obligaron a cuidar a los animales que tenían y a vivir en la cuadra con ellos en condiciones infrahumanas y sufrió maltrato, indicó.

Según fuentes de la investigación en el país luso, y a la vista de las declaraciones realizadas en informativos de televisiones de ese país por vecinos y amigos del niño en San Joao de Vizela, el chaval es muy confiado con los desconocidos, y demasiado "pacato", afirman, para su edad, incluso acostumbraba a jugar en la calle con chavales más jóvenes que él.

Su afición a Internet hacía que pasara muchas horas en un "cíber" próximo a su casa, según declaraciones realizadas también por Rui Almeida, vecino del chaval a un canal luso, por lo que la Policía de aquel país no descarta que el contacto del niño con sus captores se hubiera hecho a través de contactos en la red, y a sabiendas de que pertenecía a una familia numerosa y humilde. La rapidez de la madre del niño al denunciar su secuestro permitió su rápido rescate.