El asalto le deparó un cuantioso botín. Pero terminó pasándole factura. Un atracador de 42 años de edad ha sido condenado a cuatro años y medio de cárcel por robar casi 30.000 euros en una sucursal bancaria viguesa tras intimidar a los empleados con una pistola detonadora. Junto a él también fue sentenciada su compañera sentimental, de 41 años: el juez le impuso seis meses de prisión por ingresar 5.000 euros procedentes del robo en una entidad perteneciente a otra caja de ahorros.

Todo ocurrió el 15 de enero de 2009 en una sucursal ubicada en la avenida de Hispanidad de Vigo. Eran en torno a las once de la mañana cuando Juan G.V., que llevaba una mochila a la espalda, entró en la oficina, en la que se encontraban los empleados y varios clientes. Una vez dentro se cubrió el rostro con una braga negra y, tras dirigirse a uno de los mostradores de la sucursal, sacó una pistola detonadora con la que amedrentó a una trabajadora al tiempo que le exigía que le entregase todo el dinero. Tras hacerse con un botín de 27.000 euros, salió corriendo de las instalaciones, cogió un taxi en dirección a la Travesía de Vigo y escondió temporalmente el dinero y el arma en las inmediaciones de un colegio, según consta en la sentencia dictada por conformidad por el Juzgado de lo Penal número 2 de la ciudad olívica.

Volvió a por su botín y doce días después parte del dinero acabó en una cuenta bancaria de otra entidad bancaria: fue la compañera sentimental del atracador, María V.F., quien ingresó 5.000 euros a su nombre en una sucursal de la calle Urzáiz. En la resolución se señala que la mujer lo hizo "con el propósito de obtener un provecho ilícito y a sabiendas de que dicha cantidad procedía de la sustracción cometida" por su novio. Los movimientos del dinero robado no acabaron ahí, ya que María, varios días después, traspasó 1.000 euros de la primera cuenta a una segunda abierta en la misma oficina.

Registro

La pareja fue finalmente detenida en febrero. La Policía registró su domicilio de la calle Esperanto y allí encontró la pistola detonadora usada en el asalto de la avenida de Hispanidad, así como una escopeta de cañones recortados y cuatro cartuchos, todo ello perteneciente al acusado. Por estos hechos, Juan G.V. fue condenado por un delito de robo con intimidación (tres años y medio de cárcel) y otro de tenencia ilícita de armas (un años de prisión): la fiscal pedía una pena mayor, pero la rebajó al tener en cuenta su adicción a las drogas. Su novia, por su parte, fue castigada con seis meses de cárcel por un delito de receptación. Ambos tendrán que devolver el dinero a la sucursal bancaria.

Condenado por timar a taxistas e intentar atracar a un recepcionista

En sólo dos días timó a dos taxistas vigueses e intentó atracar al recepcionista de un hotel, al que asestó dos patadas en el rostro. Unos hechos que le han valido al ourensano Alfonso V.L., de 41 años, una condena de seis meses de cárcel por un delito de robo con intimidación intentado y el pago de 240 euros de multa por tres faltas de estafa, amenazas y lesiones. También deberá indemnizar a los taxistas y al herido con cantidades que suman 272 euros.

Todo empezó la madrugada del 6 de febrero de 2008. Un taxista lo llevó a un local del Casco Vello vigués y el acusado no le pagó los 33 euros de la carrera y las dos horas de espera. Al día siguiente, también de madrugada, otro conductor lo llevó a un hotel: el impago fue de 39 euros. En ese establecimiento amenazó al recepcionista con apuñalarlo si no le daba 50 euros: eso originó un forcejeo y la agresión del condenado al profesional, que fue asistido de sus heridas.