Los investigadores que declararon ayer como testigos en la tercera jornada del juicio por el asesinato de la joven de Mijas (Málaga) Rocío Wanninkhof coincidieron en señalar a Tony Alexander King como único autor del crimen, al no hallar elementos que "impliquen necesariamente a terceros". Una afirmaciones que vienen a rebatir de forma indirecta las declaraciones del acusado y de la madre de la víctima que implicaban a Dolores Vázquez, exculpada por este caso en un juicio celebrado antes de la detención del británico.

El primero en testificar fue el teniente de la Guardia Civil instructor del atestado cuando fue detenido el acusado en 2003, quien incidió en que no hay pruebas para inculpar a otras personas en el asesinato y recordó la confesión del británico en la que se declaró autor de los hechos y contó lo ocurrido.

Relató que el procesado reconoció ante la Guardia Civil que abordó con un cuchillo a la joven "con la intención de agredirla sexualmente", ya que "se siente como el cazador al acecho de su presa" e incluso "se masturba cuando recuerda a las chicas que ha matado".

El instructor de las segundas diligencias del caso negó que el procesado hubiese sido amenazado y maltratado por agentes del instituto armado durante su confesión y recordó que el británico se mostró "relajado", fue "sincero" e incluso "disfrutó" durante la reconstrucción de los hechos.

El testigo descartó que King y su amigo Robert Graham tuvieran relación con Dolores Vázquez, exculpada de la causa tras pasar diecisiete meses en prisión.

Por su parte, investigadores que participaron en las primeras diligencias del caso en 1999 coincidieron en señalar "la rabia" e incluso el "ensañamiento" del agresor al asestar las ocho puñaladas "tan centradas" en la espalda de Rocío.

El que fue instructor del primer atestado y detuvo a King en 1999 mantuvo en su declaración que el acceso al lugar donde se encontró el cadáver de la joven, en la urbanización "Altos del Rodeo" de Marbella, no era fácil, por lo que la persona que trasladó el cuerpo "debía conocer la zona", donde precisamente la familia Hornos tenía previsto montar un negocio.Agregó que en ese mismo sitio se encontró una pegatina que se empleó en la búsqueda, y que no se hallaron las bragas de la víctima entre sus objetos personales. Unas bragas que fueron depositadas años después delante de la puerta de la casa de la madre de Rocío Wanninkhof.