Entrevista | Carlota Moon “Influencer” y autora de “Cómo un TCA te jode la vida”

“Un trastorno de conducta alimentaria lo acapara todo, llegas a perder tu identidad”

“He encontrado quién soy yo sin la enfermedad”, dice la viguesa, que escribe el libro para eliminar “estigmas” sobre los TCA

Carlota Moon, con la portada de su libro.

Carlota Moon, con la portada de su libro. / FDV

M. González

M. González

Pese a su juventud, Carlota Moon (Vigo, 2002) ha vivido muchas cosas; más bien, ha sufrido mucho. Lo cuenta en su último libro: “Cómo una TCA te jode la vida” (Universo de Letras), donde desnuda su alma para contar la realidad de una persona con trastorno de conducta alimentaria (TCA) y para lanzar a todo aquel que pueda sentirse identificado un grito de esperanza. “Es posible salir de ahí”.

–¿Por qué decide contar su historia en un libro? ¿Fue parte de la terapia?

–Es mi tercer libro [tiene dos poemarios anteriores]. Escribir siempre me ha gustado mucho y siempre escribo sobre lo que yo siento, sobre cómo me siento y me ayuda muchísimo a la hora de aceptar mis emociones y a sanar. En el momento en el que llego a terapia y empiezo a escribir, sin la idea de publicar un libro, sino por y para mí, mi psicóloga me animó a seguir escribiendo porque era algo que me ayudaba a encontrarme conmigo misma. Después vi que podía convertirse en un libro porque tiene también un tono esperanzador. Nunca pienso a la hora de escribir el dinero que puedo ganar con un libro, sino en las personas a las que puedo ayudar. Y ese es el objetivo que tenía con este libro: ayudar.

“Me costó escribir capítulos en los que hablo del atracón, de la ansiedad, de la depresión...”

–¿Qué fue lo que más le costó escribir?

–Es mi obra más íntima, la más cercana, la que más habla sobre mí, sobre la parte más oscura. Quizá me costó, a la hora de escribir, capítulos en los que hablo del atracón, de la ansiedad, de la depresión, momentos de recaída... Recuerdo llorar escribiendo el libro porque exponía mis emociones al cien por cien y me abrí en canal. Me veía muy reflejada. Al leerlo, me gustaba mucho pero, al mismo tiempo, me daba cuenta de que esa era mi realidad en ese momento y me daba muchísima pena.

–Pero se decidió y lo autopublicó.

–Sí. Me costó el hecho de que mis padres o personas cercanas lo leyeran, porque es la verdad pura que hay detrás de un trastorno de conducta alimentaria, y como que me avergonzaba al principio pero, al final, lo que hago con el libro es quitar también esa vergüenza y esos estigmas que hay sobre los TCA. Así que, en cierto modo, también me hizo ser más fuerte a la hora de contarlo en alto y sin ningún tipo de pudor.

–Es necesario que dejen de ser temas tabú.

–Este libro me hace sentir que hay gente que, gracias a mí, no está tan sola. A veces, cuando estás en una TCA, como puede ser la anorexia, te sientes muy sola en el sentido de que piensas que lo que estás haciendo es muy raro, cuando realmente es un síntoma muy común. Lo mismo sucede, por ejemplo, con los atracones, pero son un síntoma más dentro de una enfermedad y no podemos juzgar a nadie por hacer o sufrir ese tipo de cosas.

–¿También es una ayuda para el entorno con alguien con una TCA?

–Efectivamente. Yo hice el libro sobre todo para gente que lo está padeciendo, por eso ha sido supervisado por una psicóloga y una nutricionista, pero también lo escribí pensando en mi pareja, a la que le hubiera sentado genial este libro cuando estaba en mi peor momento, en mi familia... Hay veces que no sabes cómo ayudar, cómo acercarte a esa persona y con este libro puedes entenderla mejor e ir acercándote a ella poco a poco.

–¿Existe empatía del entorno?

–Hay mucha desinformación. Cada vez se habla más de los trastornos mentales, como la ansiedad o la depresión, pero yo quería darle voz al trastorno que estaba sufriendo porque cada vez es más común, sobre todo en adolescentes, aunque también en adultos, y en mayor número en el género femenino, y esto era una manera decir que “esto existe, es una realidad y que lo que sabéis al respecto seguramente sea erróneo”. Mucha gente se cree que la anorexia es no comer y que la bulimia es vomitar, pero es mucho más complejo que eso. Hay muchísimos más síntomas, hay tipos de bulimia y de anorexia.

–El título es muy contundente, pero el libro tiene un mensaje de esperanza.

–Mi nutricionista –Maika López, directora de NutriSalud– siempre dice que de una TCA puedes salir mucho más reforzada de como entraste. Un TCA te puede joder la vida, y hablo sobre ello, sobre cómo te afecta en todos los ámbitos de tu vida, pero siempre termino cada capítulo con un mensaje esperanzador, que cada vez es más presente.

–Pero la curación no es fácil, no es un camino lineal.

–En el libro hablo de las recaídas, de que el empeoramiento dentro de la enfermedad existe. La recuperación no es lineal ni mucho menos fácil. La recuperación es posible pero para llegar a ella vas a tener que empeorar y tener bajones. Hace falta paciencia, mucho cariño por parte de los tuyos y mucha esperanza confiando en el proceso.

–¿Cómo se siente ahora?

–Me veo como una persona nueva y, sobre todo, como una persona que ya no es una enfermedad. Un TCA lo acapara todo y llegas a perder tu propia identidad y ahora me considero una persona nueva en la que ya no ocupa tanto espacio de mi cabeza la anorexia. Ya puedo ser yo y he encontrado quien soy sin la enfermedad. Todo se siente como nuevo. Ahora vuelvo a tener una relación sana con todo aquello que se vio perjudicado con el trastorno.

–¿Cuántos años tenía cuándo enfermó?

–Tuve mi primer contacto con la enfermedad con 13 o 14 años. Sí que es cierto que tuve una recuperación parcial, porque a los 19 volvió. No me atrevo a decir que estoy fuera del todo, pero sí cerca. Veo ya esa luz al final del túnel.

–Está volcada también en su actividad como “influencer”.

–Sí, a día de hoy sigo creando contenido, es parte de mi trabajo. A pesar de que en el libro hablo tanto de las cosas buenas como de las malas de las redes, y a pesar de que sí es cierto que me influenciaron negativamente en su momento, en los momentos más duros también me ayudaron a mantenerme cuerda teniendo algo en lo que centrarme, en lo que trabajar, algo que me mantuviera viva en un momento en el que la depresión ya rozaba los límites. Cuando estás mal, tener algo que te distraiga es muy valioso y eso fueron para mí las redes sociales.

–Siempre hay advertencias en cuanto a los peligros que entrañan, sobre todo para los más jóvenes.

–Ahora mismo podemos encontrar contenido de todo tipo en las redes. Gracias a esto, yo también me he convertido en una persona que habla de esos temas, de sus momentos malos, buenos, de los momentos en los que la autoestima está más baja o más alta... Se trata también de mostrar a un público, sobre todo adolescente, que esos momentos existen y que nadie que veas por redes tiene una vida perfecta. Estoy intentando aportar mi granito de realidad y mostrar una cara más real de todo esto.

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