Una ventana al mundo de los sonidos

El implante coclear facilita a los niños con hipoacusia la adquisición del lenguaje oral | También está indicado para adultos que por cualquier causa han perdido la audición

Un niño, con un implante coclear.

Un niño, con un implante coclear. / Cochclear

En España hay más de 310.000 personas con sordera severo-profunda y, por tanto, candidatas a recibir un implante coclear (IC), según los datos facilitados por la Federación de Asociaciones de Implantados Cocleares de España (AICE) con motivo del Día Internacional del Implante Coclear, que se conmemora hoy con el lema “Pasión por escuchar”. Sin embargo, menos del 6% llegan a ser implantadas, debido, entre otros motivos y según esta entidad, a la falta de accesibilidad, que afecta en mayor medida a las personas mayores, a quienes muchas veces no se les plantea esta posibilidad por razones de edad.

El implante coclear representa uno de los grandes avances médicos de la historia reciente. Se trata de un pequeño dispositivo electrónico que transfiere el sonido directamente al nervio auditivo y de ahí al cerebro, facilitando así la audición. Este aparato consta de dos partes: una sección externa que se coloca detrás de la oreja y otra interna, que se coloca debajo de la piel a través de una cirugía. El doctor Manuel Estévez, otorrinolaringólogo del hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, lleva muchos años implantando este aparato a niños y adultos con resultados satisfactorios.

Según este especialista, entre las ventajas del IC destaca que no presenta riesgo de rechazo, ya que está realizado con materiales biocompatibles, y, por el contrario, mejora considerablemente la calidad de vida del paciente al recuperar la audición. Como contrapunto, está que conlleva un proceso de reeducación logopédica posoperatoria que puede ser largo. “Más o menos un mes después de ser dado de alta el paciente, se lleva a cabo la activación, que es cuando por primera vez es consciente de que recibe un estímulo auditivo. Este estímulo auditivo tiene que ser interpretado y esto requiere una rehabilitación logopédica”, afirma este especialista, miembro de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) y de la Sociedad Gallega de Otorrinolaringología (SGO).

Desde que en 1978 se desarrollaron en Australia los primeros implantes cocleares, de los que el pasado año se colocaron unos 20 en el Cunqueiro, estos pequeños dispositivos han mejorado considerablemente: se han miniaturizado, la durabilidad de las baterías ha aumentado, los programas y los mapas para la interpretación de la audición así como su conectividad se han perfeccionado. “Hoy pueden conectarse con dispositivos electrónicos del entorno como el móvil y la televisión, así como al bucle de inducción magnética, un sistema que emite señales magnéticas inalámbricas y filtra el ruido de fondo, reduciéndolo de manera significativa y mejorando la comunicación”, explica.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 5 de cada 1.000 bebés nacidos vivos presentan pérdida auditiva y 1 de cada 1.000, una pérdida severa o profunda. En el caso de los niños, el especialista asegura que la finalidad es favorecer el desarrollo del lenguaje oral, para lo que la detección precoz de la sordera resulta vital.

La investigación médica sugiere que los primeros tres años de vida son especialmente importantes en cuanto al desarrollo del habla y el lenguaje. Por esto, cuanto antes se les coloque el implante coclear, mayores serán las posibilidades de que el niño se beneficie del mismo.

Según el doctor Estévez, la edad ideal para recibir un implante auditivo está entre los dos y los cuatro años, es decir, antes de que el niño desarrolle el lenguaje. “Lo que se pretende con el implante es que pueda beneficiarse de un desarrollo de la vía auditiva y del córtex auditivo para que desarrolle el lenguaje oral”, afirma.

Al igual que los adultos, los niños también necesitarán rehabilitación logopédica para ir adquiriendo todas las capacidades auditivas, un proceso que se prolongará durante los primeros años de su vida.

El campo de la salud auditiva está en pleno avance y, como en otras áreas de la medicina, la terapia génica se presenta como una de las vías más esperanzadoras para tratar algunos tipos de hipoacusia. “De hecho, ya hay casos de niños con neuropatías auditivas, causadas por una mutación en el gen de la otoferlina, a los que se les ha inyectado células madre con buenos resultados. Pero este subtipo representa un pequeño porcentaje de todas las hipoacusias genéticas”, afirma el especialista del Álvaro Cunqueiro.

Suscríbete para seguir leyendo