Entrevista | Jorge Cameselle Teijeiro Médico e investigador clínico

“Hacer investigación clínica en Galicia es cada vez más difícil”

“Los comités de bioética están castrando muchas investigaciones”

Jorge Cameselle.

Jorge Cameselle. / FdV

Fue la conferencia que el cirujano estadounidense Bernard Fisher, pionero en la biología y el tratamiento del cáncer de mama, impartió en Vigo lo que decidió al doctor Jorge Cameselle (Vigo, 1960) a dedicarse a la investigación clínica. De su experiencia hablará mañana en la Academia Gallega de Medicina, de la que es académico correspondiente, en la ponencia “El mono poeta. Reflexiones sobre las investigaciones del cáncer de mama y de las enfermedades raras”. "Haber sido invitado a dar esta conferencia en la academia es un honor", afirma. Especialista en medicina familiar y anatomía patológica, este médico vigués ha publicado 65 artículos en revistas médicas internacionales y ha editado 50 documentales científicos. Es, además, director del grupo de investigación en oncología clínica ADICAM (Asociación de Enfermas de Cáncer de Mama y Ginecológico) y ha dirigido múltiples tesis doctorales calificadas con sobresaliente cum laude. En 2022, plasmó su experiencia en un libro, "El mono poeta: metamorfosis de un médico e investigador de cáncer de mama".

–¿Qué le motivó a dedicarse a la investigación clínica?

–En 1984, cuando ya era médico, tuve el privilegio de escuchar, aquí en Vigo, al cirujano estadounidense Bernard Fisher, quien, junto con su hermano, patólogo, estableció un nuevo paradigma en la diseminación del cáncer de mama al demostrar que podía ser una enfermedad sistémica, ya desde su inicio. Esta idea cambió radicalmente la forma de tratar esta enfermedad. Los resultados de sus investigaciones demostraron que con la cirugía conservadora y la radioterapia se obtenían los mismos resultados que con la mastectomía cuando el cáncer de mama era diagnosticado con un tamaño relativamente pequeño. Él había impulsado los primeros grandes ensayos clínicos prospectivos y aleatorizados para probar hipótesis clínicas. A pesar de que era el médico que más sabía de cáncer del mundo, al terminar su conferencia dijo algo que me impactó: “El mérito de este avance médico se debe más a las enfermas de cáncer de mama que se negaron a ser tratadas con cirugías agresivas que a nosotros, los médicos. Nosotros simplemente nos limitamos a registrar los datos de supervivencia para comparar la evolución de las mujeres tratadas con una u otra técnica quirúrgica”.

–¿La clave de la investigación está ,entonces, en la obtención de datos?

–Efectivamente. Ese día comprendí que el primer paso para investigar es hacerse preguntas (a diario nos surgen multitud de preguntas durante nuestra actividad asistencial) y el segundo, disponer de datos para responderlas. Ésa es la clave: disponer de datos para poder obtener respuestas.

–¿Qué le motiva a usted a investigar?

–Lo que más me ha motivado para ser médico e investigador es lo que yo llamo el “sufrimiento innecesario y evitable” de los enfermos. Siempre concebí la investigación como un viaje al futuro del que intentas regresar con nuevos conocimientos que sirven para aliviar el sufrimiento de los enfermos y de sus familias. Cuanto terminé mi tesis doctoral tuve la certeza absoluta de que algunas familias con cáncer de mama tenían una intensa agregación familiar, y de que en éstas había una mayor prevalencia de mujeres jóvenes y de bilateralidad y un patrón de transmisión vertical concordante con una herencia autosómica dominante. También había comprobado como determinados patrones obstétricos alteraban el riesgo de del cáncer de mama, como por ejemplo, que la edad del primer parto precoz disminuía el riesgo, o como un tratamiento hormonal sustitutorio sin control aumentaba el riesgo de cáncer de mama. Esos hallazgos constituían para aquella época una auténtica novedad y reforzaron mi pasión por la investigación y por el método científico. Desde entonces, nunca dejé de hacer investigación clínica. Pero lo que realmente me ha compensado y continúa haciéndolo es mi compromiso con la Asociación de Enfermas de Cáncer de Mama y Ginecológico (ADICAM) y, recientemente, con colectivos de enfermedades minoritarias. Los estímulos recibidos a lo largo de mi vida por parte del Sergas y de la universidad no me han animado, precisamente, a investigar; más bien lo contrario.

"La investigación clínica en medicina es relativamente barata"

–¿La universidad no facilita el camino de la investigación?

–Realmente, el bloqueo viene impuesto por la propia universidad. Resulta triste comprobar cómo en cada convocatoria, la Facultad de Medicina limita a 30 el número de inscripciones para comenzar la tesis doctoral clínica. Obviamente, muchas de estas treinta no llegan a terminarse. La onvestigacióncClínica en medicina se mueve con parámetros diferentes al resto de facultades. Una gran parte del mundo universitario rechaza o infravalora las investigaciones clínicas en Medicina, en parte por el miedo a que acaparen las subvenciones para investigar, ya de por sí limitadas. No tienen en cuenta que los médicos ya tenemos garantizado un sueldo por nuestra profesión, nos dediquemos o no a la investigación. Ignoran que los médicos para poder ejercer ya somos especialistas, aprobamos una oposición MIR y tenemos una formación específica de cuatro o cinco años que nos otorga experiencia. Los créditos y otras recompensas del mundo universitario son innecesarias o tienen muy escaso valor en el mundo de la medicina asistencial. Si la comparamos con la investigación básica o con la de otras facultades, la investigación clínica en medicina es relativamente barata.

–¿Qué mensaje trasladaría a los médicos más jóvenes en relación con la investigación?

–Me gustaría que conocieran de primera mano el mundo de la investigación y que colaboraran con algunas de las múltiples asociaciones de enfermos que tanto apoyo profesional necesitan. Vivimos tiempos realmente muy complicados. La inestabilidad laboral por parte del Sergas y la sobrecarga asistencial generan un enorme rechazo hacia la investigación. Soy muy pesimista. Hace ya algún tiempo que la Sanidad Pública, sobre todo la Atención Primaria, ha entrado en una fase de decadencia, no sólo en el terreno de la investigación, sino también en lo que se refiere a la actividad clínica asistencial que cada vez irá a peor. Se están cargando la Atención Primaria de manera intencionada, aunque la población no lo percibe, Además, las nuevas leyes de protección de datos y los comités de bioética lo dificultan todo aún más. Hacer investigación clínica en Galicia es cada vez más difícil. La investigación clínica no es más que evaluar nuestro quehacer diario y debemos evaluarlo porque es la única forma de progresar. El secreto médico es uno de los pilares de la relación médico-paciente, basada en la mutua confianza y las nuevas leyes de protección de datos están bien, pero en el ámbito médico están obstacularizando las investigaciones porque no podemos disponer de las bases de datos. Los comités de bioética también están castrando muchísimas investigaciones clínicas. Detrás de su imposición hay razones comerciales e ideológicas.

–¿Quiénes están detrás?

–Las razones comerciales fueron impuestas por los lobbies de abogados de la industria farmacéutica, que han legislado en Europa a la carta: creando la figura de los comités de bioética nacionales y autonómicos, se aseguran que ante las secuelas o efectos secundarios que pudieran ocurrir tras la comercialización de algún fármaco nuevo, los Estados y las autonomías implicadas tendrán que compartir las indemnizaciones, e incluso, que el Estado ejerza su ‘presión’ para que éstas sean menos costosas. Las razones ideológicas fueron impuestas por los sectores ultraconservadores y religiosos de algunos Estados para frenar investigaciones en el entorno de las células madre o en el ámbito de la genética clínica. Es lamentable el freno que están imponiendo a algunas técnicas de reproducción asistida, como es el caso del diagnóstico genético preimplantacional. A los más incrédulos o negacionistas les haría dos preguntas muy sencillas: ¿Por qué hay sacerdotes (no médicos) en algunos de estos comités? y ¿por qué tienen tanto interés los sectores ligados al Opus Dei en formar parte de estos comités de bioética y acapararlos?

"Me gustaría que los médicos jóvenes colaboraran con alguna de la asociaciones de pacientes"

–¿A qué responde lo de “mono poeta”?

–Para explicarlo me remonto al médico ruso Iván Pávlov, Premio Nobel de Fisiología, quien sentó las bases científicas del conductismo (asociación de las conductas a determinados estímulos) y al psicólogo estadounidense, Skinner, quién estableció la teoría del condicionamiento instrumental que defiende que nuestra conducta es el resultado de refuerzos positivos y negativos. Cuando experimentaban con monos siempre había alguno que no respondía a los estímulos como ellos pretendían, siempre había algún mono que iba por libre. A ese mono lo denominaron coloquialmente “mono poeta”. A mí me ha sucedido algo parecido.

–Durante muchos años el cáncer de mama ha sido su área de investigación princpal, ¿por qué?

–Durante casi toda mi vida profesional me centré y, continúo haciéndolo, en la investigación del cáncer de mama. De hecho, hemos podido construir una de las bases de datos del cáncer de mama más fiable del mundo con más de 6.000 enfermas; incorporando los datos clínicos a la misma a través de miles de entrevistas y la revisión de sus historias clínicas, incluyendo además los datos de la agregación familiar de cáncer o los resultados de los estudios genéticos; así como los informes de imagen (ecografías, mamografías, RM y estudios de extensión), los de anatomía patológica (incluyendo datos de inmunohistoquímica) o los patrones de metástasis a distancia o de recidiva local. La perseverancia mantenida durante más de 35 años para registrar estos datos nos permite tener seguimientos a largo plazo muy útiles para los análisis de supervivencia. Recientemente, durante los últimos años me introduje en el apasionante mundo de las enfermedades minoritarias y ahora estoy implicado al cien por cien también en ellas. 

–¿Cuál diría que ha sido tu aportación más importante a la medicina?

–Me gusta decir, en broma, que mi aportación más seria a la medicina ha sido la risoterapia. La risoterapia es una herramienta útil para mejorar nuestra inteligencia emocional. Una correcta gestión de las emociones nos ayuda a empatizar y a centrarnos en la vida, a priorizar lo importante; evita enfrentamientos innecesarios; permite expresamos cómo verdaderamente nos sentimos; nos ayuda a aprender de los errores, y a dar “sentido” a la vida.Me siento especialmente orgulloso de haber facilitado que muchos investigadores gallegos y portugueses se iniciaran en el mundo de la investigación a través de sus tesis doctorales.

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