En Zamora

El niño de la España vaciada que no va al colegio porque lo tiene a 42 kilómetros

El vecino de cinco años de Porto de Sanabria, matriculado desde diciembre en el CRA Tuela-Bibey de Lubián, espera que se autorice la ruta del autobús de 83 kilómetros

El pequeño de cinco años estudia en su casa al no poder acudir al colegio.

El pequeño de cinco años estudia en su casa al no poder acudir al colegio. / A. S. / ARACELI SAAVEDRA

Araceli Saavedra

Un alumno de Tercero de Educación Infantil de Porto (Zamora) lleva casi dos meses, desde diciembre, sin poder asistir al aula por falta de transporte escolar, ante la impotencia de su familia que ya no sabe qué hacer.

Su abuela, Carla Patricia Dubón, señala que el niño está empadronado en el pueblo. Está presentada desde diciembre "toda la documentación que se me ha pedido" en el Centro Rural Agrupado Tuela-Bibey de Lubián para matricular al pequeño. El joven alumno ya ha estado matriculado en otros centros, en Verín y en Aranda de Duero.

En Porto solo hay dos menores, el pequeño Ángel y su tío Keiler que cursa estudios en IES Valverde de Lucerna. Ángel acaba de aprender a montar en bicicleta y da vueltas por el pueblo con Keiler que cuida de él como si fuera su "hermano mayor". El pequeño vive con la abuela desde el mes de diciembre por los horarios de trabajo de su madre en la hostelería y que hacen incompatible la conciliación.

En el entorno familiar de Porto el niño está contento y de momento "no voy al cole" dice Ángel, mientras escribe su nombre en mayúsculas en el cuaderno. La Dirección Provincial de Educación es quien tiene que autorizar el transporte, pero "se nos dice que no hay presupuesto".

Ángel y su tío Keiler recorren el pueblo de Porto de Sanabria en bicicleta.

Ángel y su tío Keiler recorren el pueblo de Porto de Sanabria en bicicleta. / A. S. / ARACELI SAAVEDRA

En Porto solo hay dos menores, el pequeño Ángel y su tío Keiler que cursa estudios en IES Valverde de Lucerna. Ángel acaba de aprender a montar en bicicleta y da vueltas por el pueblo con Keiler que cuida de él como si fuera su "hermano mayor". El pequeño vive con la abuela desde el mes de diciembre por los horarios de trabajo de su madre en la hostelería y que hacen incompatible la conciliación.

En el entorno familiar de Porto el niño está contento y de momento "no voy al cole" dice Ángel, mientras escribe su nombre en mayúsculas en el cuaderno. La Dirección Provincial de Educación es quien tiene que autorizar el transporte, pero "se nos dice que no hay presupuesto".

Peregrinaje por los pueblos

Paradójicamente hasta el pasado curso la misma ruta de taxi, 41,7 kilómetros de ida y 41,7 kilómetros de vuelta, era el trayecto que hacía Keiler hasta Lubián. Una ruta diaria de 83 kilómetros para un niño de corta edad para acudir al aula, bastantes más de los que hace un habitante de Zamora capital para ir a su trabajo.

La familia ha barajado incluso la posibilidad de viajar en el mismo transporte escolar con su joven tío hasta Lubián, donde para el taxi y donde, a las 7.30 horas, se sube al autocar escolar que lo deja en el IES de Puebla de Sanabria. Y de Lubián el trayecto todavía es otro peregrinar por los pueblos recogiendo alumnos en los pueblos de Cobreros, para llegar antes de las 8.30 de la mañana. El trayecto es alrededor de 70 kilómetros de ida y otros 70 de vuelta. Total, 140 kilómetros.

Keiler, el único niño de Porto en edad escolar que recorre 80 kilómetros cada día para ir al clase

En la equivalente laboral de un adulto, son dos horas de trabajo, más toda la jornada escolar y otras dos horas de vuelta a casa en el mejor de los cronos dependiendo del estado de la carretera. De la vía, mejor no hablar. Una posibilidad extrema en todos los sentidos porque a las 7.30 debe haber alguien que esté con el pequeño hasta la hora que comienzan las aulas.

La familia de Carla se afincó en 2015 en Porto "llevo nueve años viviendo aquí". Es trabajadora social y cuida a varias personas mayores que residen en el pueblo. Su horario de mañana y el horario escolar de los dos estudiantes le permite compatibilizar trabajo y familia, siempre que el pequeño Ángel pueda ir al colegio en igualdad de condiciones que otro estudiante de Zamora capital.

Keiler sigue queriendo ser Guardia Civil y Ángel tiene una lista larga de profesiones, "policía, Guardia Civil, bombero, albañil y chef de clase mundial". Sabe el abecedario, los números, escribir su nombre y leer algunas palabras.

Carla, que quiere quedarse en el pueblo de su pareja sentimental y pide que "valoren a las personas que estamos en los pueblos, tanto a los mayores como a los jóvenes. Nos iremos de aquí cuando queramos nosotros no porque nos quieran echar". Vuelve a poner en evidencia el discurso de la "España vaciada", un discurso de palabrería que perjudica a los residentes en el medio rural. Decir y no hacer nada por los pueblos.

El caso no es nuevo. El único alumno de Secundaria de Porto estuvo sin ir a clase dos semanas, a comienzo de curso escolar, esperando transporte desde la villa portexa hasta Lubián y coger el autobús hasta el IES de Puebla.

Esta misma situación ya se vivió en los años 90 con otras niñas de la familia que al final tuvieron que irse a vivir a Verín, en la provincia de Ourense, a otra Comunidad Autónoma, Galicia. Mientras la Junta abre guarderías, cierra rutas como la de Porto.

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