Un estudio gallego identifica una hormona como potencial biomarcador de la depresión

La IGF-2, factor de crecimiento de insulina, podría utilizarse en el futuro para detectar esta y otras patologías psiquiátricas, como la esquizofrenia o el trastorno bipolar

Una mujer deprimida, en una imagen de recurso

Una mujer deprimida, en una imagen de recurso / A. Furman

Koro Martínez

La opción de contar con biomarcadores para el diagnóstico de enfermedades psiquiátricas como la depresión, la esquizofrenia o el trastorno bipolar está un poco más cerca. Un trabajo desarrollado por el grupo de Investigación Trasnacional en Enfermedades Neurológicas (ITEN) del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS) apunta a esos posibles biomarcadores para la detección de unas patologías que hasta ahora se abordan mediante una serie de test subjetivos con los que se evalúa la sintomatología de cada paciente.

El proyecto muestra por primera vez el rol potencial del IGF-2 como biomarcador periférico en depresión, “lo que podría ayudar en la toma de decisiones clínicas para mejorar el seguimiento y respuesta frente al tratamiento antidepresivo, permitiendo así una medicina más personalizada y de precisión”, señalan los autores.

Roberto Agís, del ITEN, señala que hallaron “correlaciones de los niveles de estas proteínas con el estado cognitivo y de la memoria de los pacientes, lo cual podría relacionar la depresión con otra de la cual es un factor de riesgo, la enfermedad de Alzheimer, en la que la señalización IGF también está alterada como muestra algún trabajo científico que hemos publicado anteriormente”.

El estudio fue elaborado por los investigadores Carlos Fernández y Roberto Agís, y en él se apunta a que las alteraciones en los niveles de esta hormona pueden dar indicios de que una persona sufra o no depresión. “Encontramos que los niveles periféricos de la hormona IGF-2 (factor de crecimiento similar a la insulina 2) estaban elevados en pacientes con depresión en comparación con personas sanas, pero después del tratamiento antidepresivo estos niveles se redujeron significativamente”, indica Fernández, quien añade que “tras el tratamiento antidepresivo las mediciones revelaron que las proteínas de unión IGFBP-3 e IGFBP-5 se habían reducido notablemente, mientras que la IGFBP-1 se mantenía prácticamente inalterada. No obstante, IGFBP-7 se mantuvo más elevada tras el tratamiento”.

Aunque ya había estudios sobre la IGF-1, es pionero “en la investigación de este otro miembro fundamental de esta familia de los factores de crecimiento similares a la insulina y que hasta ahora permanecía inexplorado en el contexto de la depresión humana: el IGF-2”, afirman. Consideran que los resultados “deben ser interpretados con cautela y, sin duda, investigaciones futuras deberían estar orientadas a profundizar en estudio de los mecanismos de señalización IGF en depresión y otras patologías”.