Usar audífonos reduce el riesgo de demencia en personas con problemas de audición

Un macroestudio concluye que las personas con pérdida auditiva no tratada tienen un 42% más de probabilidad de desarrollarla, y que utilizar estos aparatos elimina ese riesgo extra

Una mano sostiene un audífono.

Una mano sostiene un audífono. / FdV

Rafa López

Rafa López

Advertencia: la revista que publicó el estudio al que se refiere esta información, "The Lancet", retractó el artículo el 12 de diciembre de 2023, ocho meses después, porque contenía errores “identificados por los autores tras un intercambio con científicos que intentaban reproducir los resultados de los autores”.

Una nueva investigación parece confirmar la sospecha de que la pérdida de audición incrementa el riesgo de demencia. Hace ahora un lustro, un importante estudio de la Comisión Lancet estimó que la pérdida de audición se asocia al 8% de los casos de demencia en el mundo. Ahora, un trabajo que analiza información de más de 400.000 personas recogida en el Biobanco de Reino Unido concluye que el riesgo de desarrollar demencia es un 42% superior en las personas con problemas de audición, pero este aumento del riesgo desaparece en aquellas que utilizan audífonos. A la luz de estos datos, los autores de este macroestudio publicado en “The Lancet Public Health” subrayan “la necesidad urgente de introducir audífonos de forma precoz cuando alguien empieza a experimentar problemas auditivos”.

Este estudio de Jiang y colaboradores, titulado “Association between hearing aid use and all-cause and cause-specific dementia: an analysis of the UK Biobank cohort”, ha sido publicado hoy, 14 de abril, y el Science Media Centre del Reino Unido ha recabado la opinión independiente de tres expertos que no participaron en el trabajo.

Para Tom Dening, catedrático de Investigación sobre la Demencia de la Universidad de Nottingham (Reino Unido), se trata de “un artículo importante y oportuno”. “Empiezan a surgir pruebas que apoyan la idea de que el humilde audífono puede hacer mucho para luchar contra el gigante de la demencia”, destaca el científico.

Dening, que reconoce que ha empezado a utilizar audífonos recientemente, expone las posibles razones por las que, según este estudio, los audífonos pueden funcionar. La investigación se inclina por la hipótesis de que son eficaces porque reducen el esfuerzo cognitivo que supone oír o reducen los efectos de la privación sensorial si no se puede oír. Los datos proporcionan menos apoyo a la idea de que el riesgo de demencia relacionado con la pérdida de audición está mediado por el retraimiento social y el aislamiento.

Más cauto se muestra Charles Marshall, profesor de Neurología en la Unidad de Neurología Preventiva de la Universidad Queen Mary de Londres. Señala que los datos son de alta calidad y plantean la posibilidad de que una parte de los casos de demencia podrían prevenirse utilizando audífonos. “Sin embargo, la naturaleza observacional de este estudio hace que sea difícil estar seguro de que los audífonos sean realmente la causa de la reducción del riesgo de demencia”, matiza. “Los audífonos producen un sonido ligeramente distorsionado, y el cerebro tiene que adaptarse a ello para que sean útiles. Las personas que corren el riesgo de desarrollar demencia en el futuro pueden sufrir cambios tempranos en el cerebro que afecten a esta adaptación y esto puede hacer que decidan no utilizarlos. Esto confundiría la asociación, creando la apariencia de que los audífonos reducían el riesgo de demencia, cuando en realidad su uso solo identificaba a las personas con cerebros relativamente sanos”, explica.

También opta por la cautela Tim Griffiths, catedrático de Neurología Cognitiva de la Universidad de Newcastle (Reino Unido). Subraya que los datos del Biobanco del Reino Unido, al contrario que el citado estudio de la Comisión Lancet, no incluyen pruebas de audición (audiogramas), sino que los datos de audición “se basan en autoinformes que no son fiables”, advierte.

“Los efectos de los audífonos son difíciles de interpretar por dos razones: uno, que las personas que tienen audífonos a menudo tienden a no utilizarlos (aunque eso iría en contra del efecto del uso de audífonos que se muestra aquí). Y dos, es difícil estar seguro de si la asociación de no utilizar audífonos refleja que la demencia causa un menor uso de audífonos y no lo contrario”, razona.

Aunque califica de “interesante” este trabajo, considera que lo que realmente es necesario son “estudios prospectivos sobre el uso de audífonos que midan la sordera como los estudios de la Comisión Lancet y evalúen cuidadosamente el uso de dispositivos y la demencia incidente. En la actualidad se está llevando a cabo un gran estudio multicéntrico en Estados Unidos financiado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH)”, recuerda el catedrático de Neurología.

Referencia del estudio: Jiang et al. Association between hearing aid use and all-cause and cause-specific dementia: an analysis of the UK Biobank cohort. The Lancet Public Health  

Suscríbete para seguir leyendo