Cambio climático
La nieve artificial toma las pistas de los Alpes italianos
Un nuevo informe revela que el 90% de los dominios esquiables hacen uso de nieve falsa
Irene Savio
Lo que hasta hace poco hubiera sido ciencia ficción, está pasando. La nieve natural es ya tan escasa en los Alpes italianos que el 90% de las pistas de esquí de la zona hacen uso de la nieve artificial. La situación en el lado italiano es peor de lo que ocurre en las montañas de Austria (70%), Suiza (50%), Francia (39%) y Alemania (25%).
El demoledor dato ha sido divulgado en estos días por Legambiente, grupo ecologista italiano que se dedica a estudios sobre el medioambiente y que últimamente ha dedicado varios estudios a las secuelas del cambio climático en el país transalpino. El detallado informe realizado por esta organización también ha revelado el número de reservorios artificiales que actualmente existen en toda Italia y que sirven para alimentar la producción de este artificioso sucedáneo. En total, se trata de 142 depósitos desplegados en toda la península.
De estos, 59 se encuentran en Trentino Alto Adigio, región en el extremo noreste de Italia conocida por la célebre cadena montañosa de las Dolomitas. Siguen Lombardía, con 17, y Piamonte, con 16, por un total de más de un millón de metros cuadrados que ya sirven para el negocio de la nieve artificial.
Costes altos
El coste de esta nieve para las estaciones no es baladí. Según los cálculos de Legambiente, lo que hace un año costaba alrededor de dos euros por metro cuadrado, este año está costando de tres a siete euros por metro cuadrado. Como solución, Legambiente no ofrece otra alterativa que se piense en cambiar el modelo productivo en la montaña e invertir en actividades no relacionadas con la nieve.
"Tiene más sentido adaptarnos que invertir en nieve falsa", ha considerado Stefano Ciafani, el presidente de Legambiente. “Con este clima cada vez más caluroso, nos enfrentamos a que el uso del agua sea en los próximos años cada vez más problemático y conflictivo”, ha advertido.
El daño económico es hoy más que evidente. Desde el comienzo de la temporada hasta el pasado febrero, fueron canceladas o pospuestas ocho competiciones deportivas masculinas (el 18% del total) y cinco femeninas (el 12%). En casi todos los casos, la razón fue la escasez de nieve.
Estaciones cerradas
Además de ello, el número de estaciones que han parado sus actividades ha llegado a la cifra de 249, 15 más que en 2022. De estas, unas 138 son estructuras que se encuentran cerradas de forma temporal y 181 son las que sobreviven solo gracias a las ayudas estatales, según Legambiente.
Las cosas podrían empeorar. En Trentino, por ejemplo, se teme que se repita el escenario de 2022, cuando también las lluvias fueron muy escasas. Y el riesgo es que no haya suficiente agua para cubrir las necesidades durante todo el verano.
"Nosotros hemos dejado de ser una estructura libre de combustibles fósiles porque nuestra centralita hidroeléctrica ya no funciona", explicaba recientemente Davide Galazzini, propietario de un refugio ubicado en la cuenca de Mandrone, a 2449 metros de altitud. "El lago Scuro ha perdido 15 metros (de agua) y a nuestra turbina ya no llega agua. Por eso usamos un generador", añadía, entrevistado por el diario 'L’Adige'.
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