Los cuadernos de los artistas son auténticos tesoros. Asomarse a ellos puede suponer una catarsis, sabedoras y sabedores de los enigmas que encierran entre sus tapas, de la sabiduría que se plasmó en ellos. La Cidade da Cultura ofrecerá desde el lunes la posibilidad de mostrar por primera vez en Galicia la mini libreta que el autor vienés Stefan Zweig escribía cuando en agosto de 1936 arribó a Vigo en su periplo de Reino Unido a América del Sur, alejándose de la amenaza nazi en Europa.
Han pasado 87 años en los que este cuaderno salió de Londres para plasmar en sus páginas frente al antiguo ayuntamiento de Vigo (actual Casa Galega da Cultura en el Casco Vello) cómo vio Zweig el modus operandi del levantamiento del bando nacional, armando a campesinos y vistiéndolos de cuidados y hermosos uniformes con los que aniquilar la palabra.
De esas anotaciones recogidas en Vigo saldrían fragmentos e ideas para su libro de memorias “El mundo de ayer”, donde describe cómo “hermosos muchachos” conducidos en su mayoría por sacerdotes entran en el ambiente bélico de aquellos días de la Guerra Civil.
“Me estremecí. ¿Dónde lo había visto antes? ¡Primero en Italia y luego en Alemania! Tanto en un lugar como en otro habían aparecido de repente estos uniformes nuevos e inmaculados, los flamantes automóviles y las ametralladoras”, escribió en su obra Zweig, tal y como recordaba nuestro compañero de FARO J.A. Otero Ricart para el Estela en 2017.
Justo esa obra, “El mundo de ayer”, fue finalizada por Zweig horas antes de suicidarse en 1942 cuando decidió rematar su sufrimiento con barbitúricos junto a su segunda esposa, Lotte Altman, desesperados ante un mundo que le parecía sucumbir en su totalidad al nazismo.
Su suicidio se producía en el exilio en Brasil justo seis años después de recalar en Vigo, en el barco Alcántara. Su cuaderno –que salvaguarda el Archivo de Literatura de la Universidad de Salzburgo, institución que lo ha cedido para mostrarlo en el Gaiás– forma parte de la muestra “Detrás do espello”, comisariada por Antón Reixa y Xosé Luís García Canido.