Los ojos también deberían ir al “gimnasio”

Los ópticos-optometristas indican que “a partir de los 9 meses” los niños deberían acudir a revisión, que debería ser anual

Revisión de una paciente en una óptica.   | // M. G. BREA

Revisión de una paciente en una óptica. | // M. G. BREA / M. González

M. González

M. González

Un alto porcentaje del fracaso escolar se podría abordar de manera más efectiva si los niños acudiesen a un establecimiento sanitario de óptica o gabinete de optometría para realizar un examen optométrico completo, usen o no ya gafas, lentes de contacto o cualquier otro dispositivo”. Así lo asegura el óptico-optometrista Manuel Cebeiro, encargado de impartir el curso del Colegio de Ópticos-Optometristas de Galicia sobre “Disfunciones binoculares y acomodativas”, que contó con la participación de unos 40 profesionales.

“Actualmente”, añade Cebeiro, “las revisiones son muy necesarias por toda la tecnología que nos aborda, que provoca que el sistema visual esté en un bucle de falta de desarrollo y tenga anomalías que puedan provocar problemas de visión”, advierte.

“Se trata de abordar todas las dificultades, haciendo mucho hincapié en el síndrome visual informático, que es el que podría causar estas dificultades por el uso de estas nuevas tecnologías; o una visión binocular inestable”, apunta. “Son niños muy chiquititos con mucha demanda visual de cerca que no tienen todavía organizado su sistema visual”, advierte.

Así, el experto explica que las diversas pruebas diagnósticas (de agudeza visual, el test de sensibilidad al contraste, retinoscopía, pruebas acomodativas...) permiten al optometrista buscar las posibles causas de pequeñas anomalías funcionales que no dejan trabajar “con eficiencia y ergonomía suficiente” al sistema visual: “El hecho de tener una agudeza visual del 100% no garantiza la ausencia de problemas para leer, escribir, coger una pelota, o por ejemplo aparcar”.

“Los niños deben ir a revisarse, por lo menos, una vez al año en periodo escolar y, prioritariamente, por las mañanas, cuando el sistema está más fresco”, indica. “También debemos intentar minimizar el impacto de los dispositivos electrónicos cuando no sean de carácter lectivo”. En cuanto a la edad ideal para iniciar estas revisiones, Cebeiro apunta que “a partir de los 9 meses de edad los niños deberían estar vigilados”: “La prevención es muy importante porque así llegaremos a adultos más sanos, más competentes y que hayan podido desarrollar sus habilidades cognitivas sin esfuerzo”.

"A partir de los 9 meses de edad los niños deberían estar vigilados"

Manuel Cebeiro

“El tratamiento tradicional es que si el niño no ve bien, lo llevas al pediatra y, de ahí, lo derivan al servicio público de salud, que suele estar dirigido por un oftalmólogo”, explica. “Éste valora si la agudeza visual es correspondiente a la edad que tiene el niño y lo que suele pasar es que sí. Se trata de un profesional que no es responsable de la visión binocular, sino que es responsable del ojo, y aunque él hace perfectamente su trabajo, por desgracia en muy poquito tiempo, la dificultad puede seguir estando ahí”, subraya. De este modo, en su caso, valoran otros factores como la coordinación visual, la capacidad de enfocar, la de ver en tridimensional o la visión de cerca. “Lo que tratamos es de, así como somos asistencia sanitaria de primer recurso, poder valorar a esos niños y, en caso de que tengan una dificultad que se salga de nuestras atribuciones, que las tenemos perfectamente definidas, derivarlos a otros especialistas”.

“La sociedad no está concienciada de que no vamos a mejorar el rendimiento escolar si no atajamos el problema que empieza por la parte visual, porque las letras entran por los ojos, y si con 14 años tengo un sistema que no fluctúa es normal que las notas del colegio vayan a menos”, insiste. “Todo el mundo cree que se ve con los ojos, pero los ojos son un instrumento. Tú ves con tu cerebro y es un músculo maleable, puedes enseñar al cerebro a ver de otra manera. Ningún padre sabe el esfuerzo que hace su hijo para poder leer o ver”, indica Cebeiro, que sostiene que acudir a una clínica optométrica es “como mandar los ojos al gimnasio”: “A partir de que se detecte el problema se puede resolver, pero todo pasa por trabajar. Hay muy pocos casos de fracaso o de retroceso”.

Advertencia sobre las lentillas de fantasía

Las lentes de contacto no solo son un eficaz método de corrección optométrico, sino que también ofrecen la posibilidad de potenciar o cambiar el color de los ojos, incluso existen las llamadas lentes de contacto de fantasía, con las que se pueden dar a los ojos el aspecto de un ojo de gato, de reptil, de tener los ojos rojos, amarillos, blancos, negros o con decorativos dibujos y diseños. “Toda esta variedad hace que sean un complemento ideal para los disfraces, pero no debemos olvidar que siguen siendo lentes de contacto y como tales su uso debe ser supervisado por un profesional”, recuerdan desde el Colegio de Ópticos-Optometristas de Galicia. Una lente de contacto inadecuada o que se manipule incorrectamente puede provocar a la larga conjuntivitis, queratitis y erosiones epiteliales. Los síntomas que se pueden tener son sensación de sequedad y arenilla en los ojos, picor o incluso dolor al quitárselas y muestran su preocupación ante el constante aumento de la venta de lentes de contacto en internet.

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