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20 años del sueño Sinsal

Rigoberta Bandini, Alt-J, Kings of Convenience o Javiera Mena sonaron en el festival antes de convertirse en fenómenos de masas | En sus dos décadas ha traído a Galicia a medio millar de artistas

Público en el Festival Estrella Galicia Sinsal San Simón. | // OLALLA LOJO

En febrero de 2010, en el Museo de Arte Contemporáneo (MARCO) de Vigo se subía al escenario Sunn O))), un grupo de metal que protagonizó una de las anécdotas más divertidas del proyecto Sinsal que cumple 20 años de trayectoria.

Rigoberta Bandini en San Simón, antes del bum de Benidorm. | // O. LOJO

“La banda tenía un montaje sencillo que generó bastante expectación”, rememora Julio Gómez, codirector de Sinsal. “Su concierto –explica– era una performance de arte sonora. Emplearon humo blanco durante la actuación, tanto que salió al exterior por los equipos de extracción. Algún vecino, al verlo por fuera del edificio, llamó a los bomberos pensando que ardía el museo”.

Julio Gómez, codirector de Sinsal.

Pero Sinsal, para sus organizadores, no siempre supone un recuerdo con risa. Tanto Julio Gómez como Luis Campos –sus codirectores– viven la preparación de los eventos así como los días previos y mientras se celebran bajo un auténtico riesgo de ataque al corazón, siempre al límite del temor de que nada salga como han planeado.

Luis Campos, codirector de Sinsal.

Lo que trasciende al público, sin embargo, es siempre una organización impecable y, sobre todo, un sueño hecho realidad: que en Vigo, San Simón y otros enclaves se pueda disfrutar de una música que sin ellos seguramente no llegaría aquí.

Fue en Sinsal donde oímos a Javiera Mena o Rigoberta Bandini antes del bum del Benidorm Fest. Previstas también estaban las Tanxugueiras el pasado año pero una dolencia les impidió que actuaran.

“A punto estuvimos de tener una semifinal del Benidorm Fest en el Sinsal del pasado año. Un día iba a actuar Rigoberta y el otro Tanxugueiras, pero por el COVID no pudo ser”, comenta Luis Campos, quien pone otros ejemplos de músicos que dieron después la campanada.

No son las únicas artistas que han despuntado tras pasarse por los carteles del proyecto. “En una de las primeras ediciones trajimos al MARCO a Alva Noto que es un referente mundial en la música electrónica y experimentación –con obra mostrada posteriormente en el MoMa, la Bienal de Venecia o la Tate Modern de Londres–; también recuerdo que trajimos a Antony and the Johnsons y unos meses después ese grupo fue una eclosión. Te preguntas ¿cómo fue posible que este tipo estuviera aquí?”, se pregunta Campos.

Otro ejemplo es el de Oneohtrix Point Never que actuó en el aparcamiento del Verbum de Samil años atrás y que acaba ahora de producir el álbum de The Weekend y que ha trabajado con Bjork.

“También recuerdo a Alt-J. Nosotros teníamos cerrado el concierto desde hacía tiempo pero los dos meses antes de la actuación aquí teníamos miedo de que nos cancelaran el concierto porque empezó a despuntar de manera brutal. Temíamos que en cualquier momento el representante nos llamara para decir que no venía porque tenía propuestas mucho más suculentas que la nuestra. Ahora mismo, esta banda puede tener un caché de 300.000 o 400.000 euros”, explica Luis Campos, que también recuerda como Kings of Convenience llenó el Teatro Caixanova.

El reconocimiento al entramado Sinsal le ha llegado en los últimos años con varios premios para uno de sus hijos, el Estrella Galicia San Simón, con el galardón al festival más sostenible de España o al mejor festival español de formato pequeño.

A pesar de ello, Julio Gómez recalca que “este es un proyecto muy humilde, muy modesto. Necesitamos estar compaginando con otras cosas. Por ser tan pequeño, depende de patrocinadores y colaboraciones de instituciones”.

Gómez reconoce, aún así que “nunca pensamos que llegaría a los 20 años el proyecto Sinsal, una iniciativa a la que le hemos dado continuidad con pasión y deseo por sacarla adelante aunque el retorno económico sea limitado o no exista”.

Para entender la longevidad de la iniciativa, se hace preciso abrir el viejo álbum de fotos para recordar que Sinsal fue, al principio de todo, una tienda de discos.

“En unas galería de Príncipe, en un centro comercial decadente, abrimos la tienda junto al edificio de la Seguridad Social en el centro. Nos parecía un lugar atractivo por la propuesta que llevábamos. Era un refuguio de gente a la que le gustaban propuestas difícil de conseguir o no tan asequibles. En aquellos, momentos para conseguir ciertos discos o tenías que ir a Madrid o encargarlos por correo”, explica Luis Campos, que fue socio originario de la tienda junto a Julio Gómez, Chiu Longina, Víctor Flores y Ricardo Pardo.

“Todos éramos colegas, íbamos a los conciertos y al Vademecum”, añade. Precisamente, esta última sala –antes Ruralex– era llevada por Julio Gómez y Pardo, con Víctor Flores de dj residente durante muchos años. Ahora, en otra tendencia, se llama Sala Radar y acobija también los Radar Estudios.

En cuanto al nombre, Sinsal, rememora que “fue un brainstorming, aunque de aquella nadie utilizaba esa palabra. La elegimos por sonoridad y como un rollo onomatopéyico. Creo que aguantamos hasta el 2008. Evidentemente la tienda de discos era deficitaria pero era nuestra válvula de escape y punto de socialización”.

Esa semilla, con los años, desembocaría en la idea de organizar conciertos de grupos que les gustaban y en su ciudad, Vigo, donde comenzaron a programar a lo largo de todo el año. “El proyecto de Vigo es muy simbólico. Las condiciones actuales no son las deseables pero no nos apetece desconectar de la ciudad. El tiempo dirá si seguiremos o si cambiamos de perspectiva”, señala Julio Gómez.

Entre sus palabras se entrelee cierta preocupación. “En estos últimos 20 años, prosigue, la música ha cambiado mucho. Ahora traer grupos que traíamos antes a Vigo resulta muy complicado porque los itinerarios de las giras han cambiado. Los grupos están supeditados a participar en festivales que cada vez están más controlados por fondos de inversión y multinacionales potentes que no permiten acercarse a estos artistas fuera de la temporada de festivales. Por otro lado, el circuito de otoño-invierno de salas, y en el que nos apoyábamos con Portugal, también ha cambiado por esto que comenté”.

Como carambola, otra preocupación ha surgido. “El 90% de los solistas y bandas no son capaces de llegar a los festivales. Es un problema de supervivencia. Los festivales controlados por las multinacionales repiten constantemente los carteles de artistas. Es un enorme problema que tendrá que afrontar la música en los próximos años”, augura Julio Gómez. Mientras, el público, nosotros, cruzamos los dedos para que Sinsal siga siendo un sueño hecho realidad.

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