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Leer y hacer más ejercicio que caminar, claves para frenar el deterioro cognitivo

La actividad intelectual crea una “reserva cognitiva” que puede minimizar las consecuencias de una enfermedad neurodegenerativa, señalan expertos

Mantener una buena nutrición y realizar ejercicio físico de fuerza y resistencia, que vaya más allá del clásico caminar que se recomendaba a las personas mayores, así como leer o estudiar, es fundamental para frenar el deterioro cognitivo y funcional que convierte a los mayores en personas dependientes.

Esa relación directa entre la mejoría física de las personas mayores y su mejoría cognitiva es una de las conclusiones a las que se ha llegado durante los Diálogos Efe “Enfermedades neurodegenerativas: La lucha contra el envejecimiento”, un encuentro organizado entre la Agencia EFE y Quirónsalud.

La doctora Erika Torres, coordinadora del Servicio de Neurociencias de Quirónsalud Torrevieja y Alicante, explicó que el ejercicio “en realidad es un factor protector en cualquier etapa de desarrollo, porque mejora la secreción de sustancias tróficas y la elasticidad neuronal”.

“Está demostrado” que eleva la plasticidad del cerebro, lo que ocurre por la mejora de la circulación cerebral, que aumenta el oxígeno y provoca un aumento de secreción de sustancias neurotróficas, aumentando la plasticidad”, es decir, que “si haces ejercicio de forma continuada a lo largo de la vida llegarás en mejores condiciones para afrontar esas posibles dolencias neurodegenerativas”.

La especialista en Medicina Nuclear del Hospital Quironsalud Torrevieja, María José Torres, explicó que durante toda la vida el cerebro va acumulando una “reserva cognitiva” que puede minimizar las consecuencias de una enfermedad neurodegenerativa cuando aparece. “Llama muchísimo la atención cuando ves a un paciente con deterioro cognitivo leve en el que, sin embargo, tras las pruebas diagnósticas, encuentras un cerebro destrozado”, lo que se explica por la existencia de esa reserva cognitiva.

Es decir, una persona que durante toda su vida ha ejercitado su cerebro, ha leído, ha estudiado, o ha trabajado el cerebro de cualquier otra forma, tiene una buena reserva cognitiva y, aunque la enfermedad “va a seguir haciendo daño”, puede mantener una buena calidad de vida. “Hay gente que es capaz de mantener una calidad de vida muy buena con bastante daño cerebral”, y en cambio, “una persona cuyo cerebro no tiene esa reserva, con muy poco daño sufre una gran disminución de la calidad de vida”, indicó.

Juan Ramón Doménech, jefe del Servicio de Geriatría de Quirónsalud Valencia, indicó también que la pérdida de masa muscular es el elemento común que se aprecia en las personas mayores cuando pasan de un estado de fragilidad a otro de dependencia.

Enfermedades como la demencia aceleran este proceso, por eso es fundamental realizar ejercicio físico que evite esa pérdida de masa muscular, que es la que permite frenar esa disminución de funcionalidad que se da con el envejecimiento.

Ante la aparición de enfermedades neurodegenerativas “es muy importante el tratamiento farmacológico” y el tratamiento multidiscipinar y coordinado, pero “un 50 % del tiempo debería dedicarse al tratamiento no farmacológico”, que tiene dos pilares, la nutrición y el ejercicio físico no solo aeróbico (andar), sino también de fuerza, equilibrio y flexibilidad.

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