Un mes después de decidir no hacerlo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró ayer la emergencia de salud pública de carácter preocupante a nivel internacional. Se trata de una decisión sin precedentes del director general de la organización, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, ya que el comité de emergencia había votado, por escaso margen, en contra de establecer lo que se considera el mayor nivel de alarma en salud pública. “Aunque estoy declarando una emergencia de salud pública de importancia internacional, por el momento, este es un brote que se concentra entre hombres que tienen sexo con hombres, especialmente aquellos con múltiples parejas sexuales –dijo Tedros en la conferencia de prensa celebrada ayer–. Eso significa que este es un brote que se puede detener con las estrategias correctas en los grupos correctos”.

Cuando la OMS decidió no declarar la emergencia, el 25 de junio, había reportado 3.040 casos en 47 países. Ahora refiere más de 16.000 en 75 países y 5 muertes. España es el país del mundo que concentra el mayor número de casos, 3.500.

La OMS eleva la alarma de salud pública a su máximo nivel, como hizo con el COVID-19 el 30 de enero de 2020. Aquella declaración no surtió los efectos deseados y el 11 de marzo de aquel año declaró la pandemia de coronavirus como un aldabonazo aún mayor, aunque expertos de la OMS señalan que esta declaración de pandemia no tiene estatus jurídico per se.

En la práctica, esta declaración contempla una larga lista de recomendaciones a los países en materia de vigilancia, control, prevención, recopilación de datos y manejo clínico, entre otros aspectos.

Para justificar su decisión, el máximo responsable de la OMS dijo que estamos ante “un brote que se ha propagado por todo el mundo rápidamente, a través de nuevos modos de transmisión, sobre los cuales sabemos muy poco”.

En términos generales, la evaluación de la OMS es que el riesgo de la viruela del mono es moderado a nivel mundial en todas las regiones, excepto en la región europea, donde evalúa el riesgo como alto.

Todos los expertos coinciden en que la viruela del mono no supone una amenaza comparable al COVID-19, aunque hay aspectos que convierten este brote internacional en preocupante. Uno es que sus modos de transmisión aún no se comprenden completamente. Otro es que, aunque aumenta el número de casos notificados a nivel mundial, en un número cada vez mayor de países, se considera probable que persista una subestimación de la magnitud real de los brotes.

Además, la OMS espera que haya futuras oleadas de casos de viruela del simio a medida que este virus se introduzca en poblaciones susceptibles adicionales, como los niños, que por el momento no disponen de una vacuna. Ya se han reportado casos en niños e incluso –en España– en un bebé de 7 meses, que evoluciona favorablemente.

La secuencia del genoma del virus obtenida en varios países muestra cierta divergencia con la cepa de África occidental, la de menor virulencia. Se investiga si estos cambios influyen en la transmisibilidad, virulencia, escape inmunitario, resistencia a los antivirales o impacto reducido de las contramedidas.

La viruela símica –detectada por primera vez en humanos en 1970– es menos peligrosa y contagiosa que su prima la viruela, erradicada en 1980. El viernes, la Agencia Europea de Medicamentos recomendó extender el uso de una vacuna que ya se utiliza en varios países, entre ellos España.

Seis precedentes de alerta

La decisión de la OMS fue acogida con división de opiniones por los expertos. Uno de ellos, el científico brasileño Tulio de Oliveira, conocido por dar la primera voz de alarma sobre ómicron desde Sudáfrica, señaló que “la OMS tardó demasiado y ahora es el momento de centrarse en controlar la transmisión”. La alerta tiene seis precedentes en las últimas décadas:

COVID-19.

Decretada el 30 de enero de 2020. El 31 de diciembre se había informado de 27 casos de neumonía desconocida en la ciudad china de Wuhan.

Ébola de Kivu.

En agosto de 2018 hubo 4 casos en la región de Kivu (República Democrática del Congo). En febrero de 2020, había 3.428 en el país.

Zika.

En abril de 2015 hubo un gran brote en Brasil. Se extendió por Sudamérica, Centroamérica y Caribe.

Ébola.

El brote, que llegó a España, entre 2014 y 2016 es el mayor de esta enfermedad.

Polio.

En mayo de 2014 hubo un repunte en Afganistán, Camerún, Etiopía, Guinea Ecuatorial, Israel, Nigeria, Pakistán, Siria y Somalia.

Gripe A.

Declaración de pandemia en junio de 2009 en 74 países y territorios, con 395.000 afectados y 105.000 muertes.