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jesica rodrígueziria calleja | psicóloga especializada en trastornos del desarrollo | psicóloga y miembro de la comisión en defensa de la profesión

Herencias de la pandemia que afectan a la salud mental: fobias y miedo al miedo

”Personas propensas a sufrir ansiedad, tras la pandemia pueden presentar agorafobia o fobia social”, argumentan psicólogas

Una chica en su casa mirando por la ventana. | // R.G.

El principal problema es la ansiedad. El aumento de casos en consulta se debe principalmente a personas incapaces de controlar una ansiedad que se ha disparado, se mantiene en el tiempo y les impide sobrellevar el día a día. Y se detectan también casos de fobia social o agorafobia, como herencia o efecto de la pandemia. Más allá del miedo al contagio que pudo desarrollar mucha gente durante los momentos más complicados de esta pandemia, en muchos casos puede haber quedado una especie de miedo a relacionarse, de recelo... una tendencia a permanecer en casa, igualmente, aunque la situación es mucho menos grave y empiezan a aliviarse medidas, como el fin de la obligatoriedad de llevar mascarilla en exteriores.

Herencias de la pandemia que afectan a la salud mental: fobias y miedo al miedo

“El problema durante todo este tiempo ha sido la incertidumbre. El ser humano no maneja bien la incertidumbre, digamos que nuestro cerebro está diseñado para intentar lograr un equilibrio. Descubriendo cosas pero estando equilibrado”, explica Iria Calleja, psicóloga: “el no saber qué va a pasar no lo llevamos nada bien porque son cosas que nos sobrepasan, sobre las que no tenemos control”.

Herencias de la pandemia que afectan a la salud mental: fobias y miedo al miedo Selina Otero

Reflexiona Calleja sobre la ansiedad: las características o cómo se manifiesta. “Personas que ya tenían un temperamento ansioso de base, con todo el tema de la pandemia pudo haberse potenciado. Hay que explicar que la ansiedad es una emoción que siempre gana. Los psicólogos solemos decir: si le dejas, la ansiedad siempre gana, porque se generaliza”, apunta Calleja.

Y lo explica con ejemplos: “Imagina que tienes miedo a ir al dentista, si dejas de ir por esa ansiedad que te provoca esa fobia, la ansiedad se refuerza. Entonces, a partir de ahí vas a empezar a preocuparte también por si te tiran del pelo en la peluquería, o por si te hacen daño al arreglarte las uñas... quiero decir con esto que si dejas que progrese, al final acabas encerrado en tu casa y es lo que se llama una agorafobia, miedo al miedo”, añade Iria Calleja.

“Había personas que ya tenían algo de ansiedad y después de todo el tiempo encerrado en casa ha derivado en agorafobia. Y esto se percibe en todas las edades. También en adolescentes, que están empezando a construir cómo se enfrentan al mundo y eso se cortó, se bloqueó con la pandemia”, añade la psicóloga.

Dificultades sociales

Para la psicóloga Jesica Rodríguez, se trataría más de una dificultad al exponerse a situaciones sociales, que pueden generar cierta ansiedad, tras el aislamiento y las restricciones a las que obligó la pandemia. Rodríguez se refiere a ansiedad al exponerse a situaciones sociales. “Creo que el quid de la cuestión está más en los trastornos adaptativos: respuestas sobredimensionadas a los estresores que nos rodean, y entrarían dentro de los trastornos relacionados con el trauma y el estrés: ansiedad generalizada y la ansiedad/fobia social”, describe Jesica Rodríguez.

Es que una pandemia como la del coronavirus suele ser una situación idónea para que se desencadenen trastornos vinculados al miedo, a un miedo excesivo, tal y como indica Rodríguez.

Explican también expertos que no todas las personas tienen las mismas opciones de sufrir una fobia. Depende de muchos condicionantes. Entre ellos están factores genéticos y ambientales.

También es muy importante el control de la incertidumbre, ya que hay personas con más tolerancia, más capacidad de desarrollarse y avanzar igualmente aunque desconozcan lo que va a ocurrir en los próximos días. Otras no. Para otras, no saber, no poder prever se convierte en una fuente de preocupación y en muchos casos de sufrimiento. Y suele hacer acto de presencia la ansiedad, como respuesta a todo este malestar, preocupación, desasosiego. Además del miedo al contagio, que sobre todo se notó más en la primera parte de la pandemia, el aislamiento y las medidas de distancia social pueden haber dejado secuelas en muchas personas. Y aquí entra en escena la agorafobia: que es un trastorno de la ansiedad fóbica en el que la persona tiene miedo a lugares o situaciones en los que sería complicado pedir ayuda o escapar. Y el aislamiento y todo lo vivido en estos dos años de casos COVID y restricciones también pueden haber afectado, dejado una herencia negativa en cuanto a relaciones sociales. Personas que desarrollan una especie de fobia social, evitando situaciones con gente, evitando exponerse y someterse a la opinión y al examen de otros. Sería una especie de fobia social, tal y como apunta la doctora Rodríguez.

El aislamiento, la distancia social y a menudo emocional, la falta de contacto físico, de abrazos, el miedo al contagio... han sido factores decisivos que han activado circuitos de miedo y amenaza en la población, “hipoactivando nuestros

Iria Calleja indica que hay casos de jóvenes con miedo a la exposición, vinculado posiblemente con la ansiedad desarrollada durante y tras la pandemia. “Nosotros, aunque intentásemos ocultarles cosas a los niños durante la pandemia, los niños veían que algo sucedía, que nosotros no les podíamos decir y que ellos no podían entender. Pero veían que sus padres estaban ansiosos y copiaban eso. Eso, sumado a las restricciones de movimiento y de relacionarse, al aislamiento social... porque al final no podían relacionarse con sus compañeros. Todo esto ha afectado”, comenta Calleja. “Además, cuando pudieron volver al colegio estaban separados, en grupos burbuja. De esta forma, han notado mucho la falta de contacto, todo ese contacto de proximidad que necesita un niño para desarrollarse y durante este tiempo no lo ha podido tener”, añade.

“Se ha visto que los trastornos de ansiedad se han disparado, y con ellos algunas fobias. Si bien es cierto que en los primeros momentos tras el confinamiento las personas experimentaban un temor a salir a la calle, este se centraba mucho en el contagio: así, algunos estudios realizados en España sí señalan un cierto incremento de casos de agorafobia, pero estos se dan personas adultas más que jóvenes”, cuenta Jesica Rodríguez, psicóloga y miembro de la Comisión en Defensa de la Profesión. En jóvenes, según indica esta experta, “sí se aprecian algunas fobias sociales relacionadas con las interacciones con los otros”. “Hablamos de ansiedad generalizada, trastornos adaptativos, depresivos y también hemos apreciado trastornos de la conducta alimenticia”, comenta Rodríguez. Afirma también que se detectan jóvenes que se autolesionan. “Quizás pueda haber una confusión entre esta dificultad o ansiedad al exponerse a situaciones sociales, más que una verdadera agorafobia”, matiza.

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