El letrista y compositor estadounidense fallecido a los 91 años modernizó el género con las canciones de West side story y de Sweeney Todd, con el que obtuvo el Premio Tony en 1979. Pese a la inminente llegada a las pantallas del West side story dirigido por Steven Spielberg, el cine musical es un género maltrecho. Todo lo contrario que los espectáculos musicales que, producidos en los teatros del Broadway neoyorquino y el West End londinense, llegan con notable éxito a los escenarios de parte del mundo. El nombre de Stephen Sondheim es fundamental: fue él quien concibió las señas de identidad del musical moderno.

Sondheim falleció el viernes a los 91 años en su casa de Roxbury, Connecticut. Había sido tutelado en su juventud por el libretista Oscar Hammerstein II, el autor de South Pacific y El rey y yo. El inicio de su carrera fue fulgurante. Recién cumplidos los 27 años, participó precisamente en el montaje original de West side story, adaptación a los escenarios del Nueva York pobre y mestizo de la tragedia de Romeo y Julieta, con música de Leonard Wenstein y letra de Sondheim.

Esta seminal y atrevida obra partía de la realidad del momento –las disputas entre dos bandas callejeras rivales–, lo que trasladaba el género a una dimensión bien distinta a la planteada hasta entonces. Canciones de Sondheim como Somewhere, I feel pretty, Maria y Jet song pasaron a engrosar el imaginario colectivo de varias generaciones.

La espita se abrió y compuso a continuación Gypsy, A little night music –adaptación del filme de Ingmar Bergman Sonrisas de una noche de verano, que incluye otra de sus canciones más célebres, Send in the clowns– e Into the woods. Como letrista, Sondheim era el heredero de la tradición de Ira Gershwin, Irving Berlin y Jerome Kern, pero adaptado a los nuevos tiempos.

La relación con el cine

En 1961, West side story fue llevada al cine por Robert Wise y el director del montaje en Broadway, Jerome Robbins, aunque Sondheim no aparecería acreditado. Pese a ello, tuvo una relación nada esquiva con el cine. Serían adaptadas sus obras Golfus de Roma y Sweeney Todd. En su montaje original, estrenado en Broadway en 1979, este musical macabro ganó el Premio Tony.

Un año después, en Londres, recibió el prestigioso Premio Laurence Olivier. En 1995 tuvo versión catalana dirigida por Mario Gas y protagonizada por Constantino Romero, sustituido por Joan Crosas en el montaje en castellano de 1997. En los últimos años, algunas de sus canciones han podido escucharse en filmes como Historia de un matrimonio y Puñales por la espalda. Richard Linklater está filmando una versión de Merrily we roll along, musical de 1981 escrito por Sondheim y George Furth.

Realizó pocas pero meritorias composiciones directamente para el cine. La primera de ellas llegó de Francia: Alain Resnais le encargó la banda sonora de Stavisky (1974), historia de un estafador internacional de los años 30. En 1981 escribió parte de la música de Rojos, película de Warren Beatty sobre el periodista comunista John Reed. Una década después, Beatty le pidió las canciones de su manierista Dick Tracy, por las que Sondheim ganó su único Oscar. Otro curioso trabajo es El fin de Sheila (1973), un filme de intriga realizado por Herbert Ross, del que Sondheim y su amigo Anthony Perkins firmaron el guion basándose en los juegos de misterio que organizaban para sus amigos

Atento a todo quien fuera popular en la cultura estadounidense, Matt Groenin no dudó en incorporarlo a la nómina de los personajes ilustres de Los Simpson en un episodio de 2007 titulado Yokel chords, una parodia de otro musical clásico, Sonrisas y lágrimas, al que Sondheim prestó gustoso su voz.