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Las muertes en verano rebasan las 120, cinco veces más que el año pasado

Jóvenes del macrobrote de Mallorca, abandonando su hotel en la isla el pasado julio. Efe

Este verano de 2021 está siendo más letal que el de 2020 en víctimas por coronavirus. En lo que va de verano –desde el 1 de julio hasta ayer– han perdido su vida por el coronavirus un total de 122 personas, casi cinco veces más que lo registrado en todo julio y agosto del pasado verano.

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En esa cifra se incluyen las dos muertes comunicadas ayer: de una mujer de 80 en el Hospital Virxe da Xunqueira y de otra de 84 en el CHOP. Ahora pasamos a analizar varias claves para comprender lo que está ocurriendo.

¿Qué diferencias ha habido entre los dos veranos?

En julio de 2020, no se contabilizó –según datos del Sergas– ningún deceso por SARS-CoV-2, mientras que en agosto se registraron 26. Por lo tanto, el acumulado de dicho verano fue de 26 fallecimientos. Por contra, en este estío, se han superado las 120 repartidas entre las 31 de julio y las más de 90 de lo que va de agosto, sumando las últimas defunciones comunicadas por la Consellería de Sanidade. De seguir el ritmo actual de decesos es posible que se llegue o incluso se supere el centenar solo en agosto una vez acabe el mes.

¿Incide el verano en los contagios y decesos?

La gráfica de decesos del pasado año y de lo que va de este 2021 certifican que las curvas de incidencia de la mortalidad por COVID-19 no saben de estaciones ni meses. Las cifras mortales del virus este verano no son las del anterior.

¿A qué se puede deber la mayor mortalidad de este estío?

Para entender la diferencia entre las cifras hay que recordar que a finales de junio de 2020 finalizaba la primera fase del estado de alarma con sus normas más estrictas de control de movilidad tras semanas de desescalada después del confinamiento. Es decir, había poca interacción social por lo que la incidencia de los contagios era baja. A medida que se fueron retomando las reuniones y actos sociales a lo largo de julio de 2020, comenzó a haber brotes que se tradujeron en un incremento de casos en agosto para ir escalando y superar el centenar en septiembre con subida continua hasta los 300 de noviembre.

Este verano de 2021 siguió a un fin de primavera más liberalizado. En mayo, dijimos adiós a los cierres perimetrales y a los toques de queda en Galicia, al finalizar definitivamente el estado de alarma del Gobierno central. Y el 26 de junio el Ejecutivo español decidió que dejésemos adiós al uso obligado de las mascarilla en exteriores a no ser que no se pudiera cumplir con la distancia de seguridad.

¿Tiene el fin del estado de alarma toda la culpa?

No hay que olvidar que en el coronavirus los supercontagiadores –personas que portan el SARS-CoV-2 y que por su alta sociabilidad acaban contagiando a un número alto de gente– juegan un papel muy importante. Ahora, ya nos parece lejano pero hubo un episodio que acarreó un gran número de casos: el macrobrote de Mallorca con alrededor de 200 estudiantes gallegos infectados tras irse de viaje a la isla y que derivó, según el cómputo del Sergas, en más de 430 contactos estrechos. A mayores, las celebraciones familiares masivas por festividades, los botellones de jóvenes o las aglomeraciones de gente sin mascarilla, sin distancia social en zonas de marcha también han contribuido a un alza de los contagios en julio que ha derivado en un incremento de muertes en agosto.

¿Siguen falleciendo más hombres que mujeres?

Sí, pero ligeramente. Al principio de la pandemia, la mortalidad entre hombres era muy superior a la de las mujeres. Un artículo en Science apuntaba que la doblaba. Pero este mes de agosto, en Galicia, las mujeres han supuesto el 49% de los decesos. Habrá que analizar a final de año si se confirma.

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