Emotivo adiós de vecinos y amigos de la cultura a Francisco Brines

El premio Cervantes 2020 fue despedido en su localidad natal

efe

Amigos, vecinos y personalidades del mundo de la cultura despidieron ayer al escritor Francisco Brines, fallecido el pasado jueves a los 89 años de edad, en su localidad natal de Oliva (Valencia) y coincidieron en destacar “su humildad, su bondad” y sobre todo “su generosidad”.

El coche fúnebre con el féretro del poeta llegó al Ayuntamiento de Oliva pasadas las 10 de la mañana, procedente de Elca, la finca familiar y residencia del escritor en los últimos 25 años, donde una hora antes un reducido grupo de personas, entre ellos su amigo el escritor Fernando Delgado, la actriz Rosana Pastor y los miembros de la Fundación Francisco Brines le rindieron un íntimo y emotivo homenaje.

El consistorio, que declaró tres días de luto oficial por la muerte de su vecino “más universal e ilustre”, Premio Cervantes 2020, instaló una capilla ardiente en la sala de plenos en la que se colocó el féretro cerrado, con una gran foto del poeta en su vivienda en Elca y un libro de condolencias en el que vecinos y amigos pudieron escribir unas palabras de recuerdo al escritor.

Maestro de la poesía

El ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, se desplazó a la capilla ardiente a mediodía para trasladar el pésame del Gobierno a la familia y dijo que con el fallecimiento de Francisco Brines “perdemos a uno de nuestros grandes poetas universales”, que hay que “reivindicar, honrar y recordar”.

El director del Instituto Cervantes, el poeta y ensayista Luis García Montero y amigo personal de Brines, con quien compartió horas y viajes en busca de libros, coincidió que “junto al maestro de la poesía estaba la persona generosa” con el resto de autores, sobre todo con los más jóvenes, “y de ahí que muchos poetas hayan perdido a un amigo”.

Decenas de vecinos de Oliva se acercaron a despedirse del escritor, entre ellos Amparo Porta, cuya familia tenía mucha amistad con la de Brines porque vivían en la misma calle. “Todos le conocíamos, le queríamos, podías encontrarle en cualquier tienda del pueblo, conversaba con todos y siempre era muy agradecido”, dijo.