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Una vil clase de revictimización

A. M. fue atacada sexualmente por tres hombres en una nave abandonada de Sabadell en 2019 | Solo uno de los implicados está siendo juzgado, aunque otros tres individuos lo acompañan como cooperadores

Uno de los cuatro hombres juzgados a raíz de la violación múltiple en una nave abandonada de Sabadell, ayer, en la Audiencia de Barcelona. | // MARTA PÉREZ / EFE

“Me tiró contra el sofá y me violó”. Esta frase resume el aterrador relato que ayer mantuvo ante el tribunal A. M., una joven de 18 años que fue agredida sexualmente por tres hombres –la llamada ‘segunda manada de Sabadell’–, uno tras otro, el 3 de febrero de 2019 en una nave abandonada en el barrio de Can Feu de la localidad catalana. Solo uno está siendo juzgado en la Audiencia Provincial de Barcelona, junto con otros tres que no hicieron nada para ayudar a la víctima y están imputados como cooperadores. Los cuatro, todos nacidos en Marruecos, habían coincidido con la afectada antes en un bar y se enfrentan a penas de entre 36 y seis meses y 40 años y seis meses de prisión.

La joven fue sometida a un interrogatorio incisivo por el fiscal Eduardo Gutiérrez, con constantes interrupciones para instarle a corroborar todos los detalles de su denuncia. “¿Está segura de esto? ¿Cuándo dice con violencia, a qué se refiere? ¿Vio si había alguno dormido en esa sala? ¿Podía percibir toda la sala desde donde estaba? ¿Recuerda la iluminación, si se veía bien? ¿Podía percibir con claridad las personas o lo que había dentro de la sala? ¿Pidió ayuda?”, fueron algunas de las preguntas de la acusación pública. “¿Cómo termina ese suceso?”, le espetó cuando la víctima, con la voz ahogada en lágrimas, pormenorizó cómo la violaron.

Su desgarrador testimonio no impidió que el fiscal pusiera en duda algunos detalles. Le preguntó “cómo sabía” que sus agresores discutían si no los entendía (ella contestó que “por el tono”), si ahora tenía “clara” la participación de uno de ellos y si recordaba si eyacularon o usaron preservativo. El interrogatorio se recrudeció aún más cuando la abogada del principal acusado le preguntó si no recordaba haber mantenido “relaciones con los procesados” y por qué “no chilló” o “llamó a un timbre” mientras la llevaban a la nave.

Recuerdos aterradores

A. M. rememoró lo que pasó a partir de las seis de la mañana de ese 3 de febrero. Al salir de un local de ocio en Sabadell, un hombre no identificado se le acercó por la espalda, la agarró del cuello, la puso contra la pared, la giró y abusó de ella. “Me empezó a besar de forma violenta y brusca. Me quedé parada y bloqueada. Tenía mucho miedo. Me introdujo los dedos en la vagina”, explicó ante el tribunal.

Este mismo hombre fue quien la llevó luego a la nave. “Iba todo el rato intentando buscar ayuda porque, al llevarme a la fuerza y ser más corpulento y fuerte, no podía enfrentarme a él”. En la fábrica estaban los cuatro acusados y otros compinches. “Me metió en la nave y el miedo se incrementó”, evocó A. M, que declaró tras una mampara. Según su versión, se acurrucó en el suelo, totalmente aturdida y “con un miedo intenso”. No pudo evitar orinarse encima. Al cabo de un rato, el mismo hombre que la capturó, la agarró, la introdujo en un pequeño habitáculo y la violó en un sofá. Luego, otros dos la agredieron sexualmente. Uno de ellos es el imputado Mohamed A.

“No paraba de llorar y suplicar que me dejaran, que no diría nada”, subrayó la joven. Pese a ello fue violada, según su denuncia, por los tres hombres. La trataron con “violencia, empleando la fuerza” y golpeándole en los brazos. “Había más personas que no hicieron nada para ayudarme. No sabía si me iban a matar. Me mee encima de miedo”, añadió. Al ver que salía un coche de un garaje, corrió hacía el vehículo, en que viajaba un matrimonio. “Les dije que me habían violado”, precisó. La médica que la atendió ratificó que A. M. estaba “mojada” tras haberse orinado y que le dijo que había sido violada.

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