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¿Por qué no hay enfermos de gripe y sí miles de COVID?

Imagen del inicio de la vacunación antigripal en residencias gallegas, en octubre pasado. | // XOÁN ÁLVAREZ

Más de 30.000 casos de COVID-19 diarios diagnosticados en España y ninguno de gripe. Tampoco se detecta virus respiratorio sincitial, que afecta a los niños, ni infecciones intestinales, también típicas del invierno. El fenómeno es paradójico, como si el coronavirus fuera capaz de traspasar las mascarillas y otros virus no. Resulta tan contraintuitivo que abona la teoría negacionista de que se diagnostica COVID cuando en realidad es gripe. Pero no es así. Tiene una explicación científica. O, mejor dicho, varias.

Lo pronosticó a finales de agosto el virólogo Raúl Ortiz de Lejarazu, director del Centro Nacional de Gripe de Valladolid: “Los virus no se pisan la manguera”, dijo en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander, dando a entender que el SARS-CoV-2 acapararía todo el protagonismo esta temporada. Acertó. “Los virus respiratorios no se equivocan y no se pisan la manguera. Es más probable que la epidemia de gripe sea menor que otros años”, avanzó, citando como causas las medidas de distanciamiento físico y de higiene y al hecho de que la influenza se detectaría menos porque el rastreo de casos, el personal y la capacidad analítica están centrados en el coronavirus.

El coronavirus es más contagioso y se transmite mucho por asintomáticos

Lo que Ortiz de Lejarazu llama coloquialmente que “los virus no se pisan la manguera” lo han explicado en un artículo en “The Conversation” dos investigadores del King’s College de Londres, José Manuel Jiménez Guardeño y Ana María Ortega-Prieto. Es un fenómeno de interferencia viral: “En algunos casos la infección por un virus hace que sea más difícil que esa persona pueda infectarse con otro virus durante un tiempo determinado. En la primera infección se crea un ‘estado antiviral’ que impide otras infecciones”, señalan estos especialistas en enfermedades infecciosas.

Además del aumento de la vacunación, otra explicación para la baja incidencia de gripe, añaden Guardeño y Ortega-Prieto, es que es un virus estacional: “salta” entre hemisferios según las estaciones, por lo que la reducción de movilidad lo ha frenado.

Los virus del COVID-19 y de la gripe, ambos de ARN, son muy diferentes. El SARS-CoV-2 es más contagioso: una persona lo transmite a 2 o 2,5 personas, de media, mientras que para la gripe esa cifra, ese número reproductivo básico (R0) es de solo 1,3. Además, el mayor periodo de incubación del COVID, entre 2 y 14 días, por 1-4 días de la gripe, propicia que el infectado de coronavirus sea contagioso durante más tiempo. Influyen, además, los asintomáticos: en la gripe también los hay, pero lo son por una inmunidad previa parcial, por lo que no contagian con la misma intensidad que los que tienen síntomas.

Los investigadores apuntan también que el conoravirus genera más casos de “superpropagadores”, que permiten que el coronavirus pueda propagarse rápida y fácilmente a muchísimas personas; y a la transmisión del COVID-19 por aerosoles, mientras que la principal fuente de transmisión del virus de la gripe es mediante gotas más grandes.

“Atribuir el aumento de casos de COVID-19 a gripes no diagnosticadas o pensar que las mascarillas dejan pasar a unos virus sí y a otros no es demasiado simplista y no refleja la complejidad real de la situación”, concluyen los expertos del King’s College.

Solo siete casos diagnosticados en España

De octubre del año pasado hasta este enero, en España solo se han detectado siete casos de gripe. “Durante los meses invernales, el número de consultas pediátricas puede llegar a triplicar las cifras del verano. Sin embargo, este año nada de nada. Nos hemos mantenido en números de julio y agosto”, asegura el médico Roi Piñeiro, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital General de Villalba (Madrid). Piñeiro define la situación como “algo inaudito para la gran mayoría de pediatras de toda España”. En los inviernos precovid era habitual la circulación, por ejemplo, del rinovirus, un tipo de virus respiratorio que con frecuencia produce catarros de vías altas (en la nariz y garganta) en los niños. Pero, además, en la misma estación solía estar presente el virus de la gripe y otros como el virus respiratorio sincitial, el adenovirus, el metapneumovirus e incluso otros coronavirus menos conocidos que el SARS-CoV-2. Todos estos virus, explica este pediatra, causan sobre todo “infecciones respiratorias”, desde “catarros leves” en su gran mayoría hasta “bronquiolitis aguda” y “neumonías”. Apenas hay rastro de ellos este invierno. El virólogo y biólogo Iván Sanz Muñoz, responsable científico y de vigilancia virológica del Centro Nacional de Gripe de Valladolid, ofrece datos que certifican cómo la gripe está también en mínimos históricos. “Entre octubre de 2020 y enero de este 2021 solo hemos detectado siete casos de gripe en toda España. En Europa están igual. La incidencia de la gripe está siendo similar a la de períodos interepidémicos, como en verano”, cuenta. ¿Y habrá gripe más adelante? “No lo sabemos. Puede venir tardía, en marzo o abril”, opina este virólogo, igual que Piñeiro.

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