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carlos martín | Jefe del Servicio de Otorrinolaringología del CHUS

“Un tercio de pacientes COVID puede tardar meses en recuperar el olfato”

El doctor Carlos Martín, jefe del Servicio de Otorrinolaringología del CHUS

Son muchas las personas preocupadas por recuperar el olfato tras superar la COVID-19. La pérdida de olfato y gusto es uno de los principales síntomas en el contagio de este virus. Cuando pasan las semanas y la persona todavía no puede oler ni saborear las comidas, se encienden las alarmas. Así lo expresan muchos afectados incluso a través de redes sociales: “¿recuperaré el olfato algún día?”. El Jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela (CHUS) resuelve dudas:

–¿Olfato y gusto van de la mano necesariamente?

–Es que el sabor es una conjunción de gusto, olfato y tacto. La mayoría de la percepción que tienes sensorial al saborear una comida es por el olfato. El olfato es más importante que el gusto y la mayoría de las veces es el olfato lo que determina esa alteración que tienen estos pacientes. Es verdad que van conjuntos. El olfato es el mayor promotor de las alternaciones sensoriales que tienen los pacientes con COVID.

–¿Se confirma tras todo este tiempo que casi todas las personas con Covid pierden el olfato?

–Sí. Ya hemos publicado trabajos sobre el olfato en los pacientes COVID. Un 70% de los pacientes con coronavirus tiene trastornos del olfato.

“Con entrenamiento, la gran mayoría lo recupera; solo un porcentaje mínimo lo pierde”

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–¿Recuperan todos el olfato?

–No. Se recupera un porcentaje muy alto. La mayoría se recupera a la semana, incluso a las tres o cuatro semanas. Pero hay un porcentaje de pacientes, un tercio aproximadamente, que puede que no tenga una recuperación rápida. Estos pacientes necesitan hacer un tratamiento específico, que generalmente va dirigido al entrenamiento olfativo. Se trata de hacerles recordar a través de la memoria junto con la percepción olfativa; que puedan volver a percibir ese olfato que han perdido. El entrenamiento olfativo es lo que hace que algunos de ellos puedan volver a recuperar el olfato pasado un tiempo.

–¿De qué tiempo hablamos?

–Pueden ser meses. Y a pesar del entrenamiento algún paciente puede llegar a no recuperar, si bien no es lo habitual. Aproximadamente dos tercios de los pacientes en poco tiempo recupera el olfato. Y ese otro tercio que queda, con entrenamiento y práctica habitual, puede recuperarlo. En este grupo podría haber un porcentaje mínimo que pierde el olfato definitivamente. Se comporta igual que cualquier infección vírica, es decir, hay una lesión directamente del neuroepitelio en la vía olfativa y que en algunos casos se recupera y en otros casos no… pero insisto, la mayoría sí se recupera.

–¿De qué depende que una persona lo recupere y otra no?

–De muchos aspectos. La carga viral con la que haya sido contagiada, si es una persona que está en buen estado de salud, el hecho de que tenga más o menos barreras desde el punto de vista anatómico para que esa carga vírica no llegue directamente al neuroepitelio. Y, una vez que se ha producido, y si no recupera inmediatamente, que realice una rehabilitación olfativa.

–¿En qué consiste el entrenamiento olfativo?

–El entrenamiento olfativo está incorporado al sistema público. En realidad no es más que analizar junto con el paciente aquellos olores que le son muy familiares y presentarlos como una asociación entre la recepción olfativa y la emoción intrínseca que produce. Con el paciente analizamos el medio, olores que podría vincular con su pasado... Hay un kit de 8 o 10 aromas. Ha de hacerse un entrenamiento diario, una o dos veces al día. Olores que esa persona identifique.

“En la rehabilitación olfativa se trabaja con olores importantes en la vida de la persona”

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–En el entrenamiento hay una parte emocional muy potente...   

–El olfato tiene mucho de eso... Cuando uno se sienta a la mesa, la importancia de la comida, las relaciones sociales, nuestros recuerdos... En mi caso, por ejemplo, yo vivía encima de una pastelería y aquel olor me lleva a la infancia. Me pasa ahora cuando se hace en mi casa un bizcocho en el horno, por ejemplo, inmediatamente evoco los años de mi infancia…

Recordaba aquel olfato. Ese componente sensorio-emocional es lo que nosotros intentamos estimular a través de la rehabilitación olfativa. Por eso es tan importante que se individualice el entrenamiento. Hay que hablar con el paciente, reconocer su vida, el medio en donde vive, cuáles son los olores con los que tuvo más relación en lo cotidiano... Todo esto es fundamental para la recuperación del olfato y lógicamentre tenemos que ofrecerle a largo plazo ese entrenamiento diario para recuperar el olfato.

–¿Les costó mucho averiguar la relación de la pérdida de olfato con el coronavirus?   

–No. De hecho nosotros cuando empezó todo, en la primera fase de la pandemia, publicamos un trabajo en una publicación europea de otorrinolaringología en el que buscábamos test rápidos de detección del olfato porque veíamos que el olfato era un síntoma inicial que podía indicar el inicio de la enfermedad. En aquel momento no había muchas PCR. Por ello, ofrecíamos la posibilidad de hacer un test rápido que detectaba defectos olfatorios de los pacientes COVID. Y después PCR. Fue un trabajo con cierto impacto a nivel general.

  • Afecta a un 70% de contagiados

    “Un 70% de los pacientes con coronavirus tiene trastornos del olfato. Ya hemos publicado trabajos sobre el olfato en pacientes con COVID-19”

  • Entre una semana y meses

    “La mayoría de los pacientes se recupera a la semana; incluso a las tres o cuatro semanas. Y un tercio de pacientes no tiene una recuperación tan rápida”

  • Entrenarse para recordar olores

    “Ese tercio de pacientes que no lo recupera pronto debe someterse a un entrenamiento olfativo, para recordar olores a través de la memoria”

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