La situación de las UCI de los hospitales españoles se agravará en las próximas semanas y podría alcanzar el pico más alto de ingresos a finales de enero, por lo que sería necesario aplicar “medidas más severas”.

Entre ellas, “restricciones más rigurosas a las actividades que sabemos claramente que favorecen la diseminación del virus e incluso un confinamiento domiciliario de dos semanas”, aseguró el doctor Álvaro Castellanos, vicepresidente de la Sociedad española de Medicina intensiva crítica y unidades coronarias (Semicyuc). Castellanos, jefe de servicio de Medicina Intensiva del Hospital La Fe de Valencia, advierte: “La magnitud de esta tercera ola de la pandemia es mucho mayor que lo que hemos visto hasta ahora”.

Según alerta, en la Comunitat Valenciana prácticamente el 100 % de las camas de cuidados intensivos ya está ocupado en su mayoría por pacientes con COVID-19 y actualmente están ingresando pacientes en áreas de reanimación posquirúrgica, cuidados intermedios y quirófanos en algunos casos.

En Cataluña los ingresos en UCI están aumentando pero de forma más gradual, en Madrid las hospitalizaciones suben rápidamente y Extremadura, con la incidencia más alta del país, también la ocupación es muy alta, aunque es la Comunitat Valenciana la que mayor porcentaje de ingresos tiene en las UCI.

A su juicio, “la situación se va a agravar, seguro. Van a seguir ingresando pacientes en el hospital y en la UCI” porque falta el efecto de las reuniones que se hayan podido producir durante los primeros días de enero y la festividad de Reyes.

A su juicio, para abordar este incremento “podemos hacer lo que hicieron Madrid y Barcelona en la primera ola, que cuadruplicaron su capacidad de atención de pacientes críticos”. “Habilitaron hospitales de día, áreas de acogida prequirúrgica e incluso espacios abiertos diáfanos en los que poder incorporar gases medicinales, que son fundamentales”, recuerda para añadir que la opción es seguir expandiéndose a áreas que potencialmente se pueden utilizar como unidades de críticos “con los cambios necesarios”.

A su juicio, ante la situación actual “quizá un confinamiento corto de dos semanas podría ser una solución”. Aunque señala que hay incertidumbre con respecto a cómo evolucionará la curva, y se prevé que el pico pueda llegar a finales de enero, “puede ser que no, que se retrase, en cuyo caso podemos llegar al colapso a pesar de la posibilidad de que podamos tener que multiplicar, incluso por tres, el número de camas de UCI”.