Pocos minutos antes de iniciar su encierro, el gerente del pub vigués Cuarenta, Carlos Rodríguez, esculpía en palabras y expresiones la otra radiografía nefasta que está dejando el coronavirus: "Si seguimos con esta incertidumbre, esto es insostenible. Si no trabajamos nosotros, tampoco trabajan comerciales (de firmas de bebidas, por ejemplo), empresas de limpieza, servicios de proveedores... Ellos también son una parte implicada".

Este empresario que cuenta con ocho personas en plantilla, que lleva seis años con su pyme en el centro vigués y desde marzo sin trabajar ni un solo día, no quiere imaginar el futuro si los ERTE no se renovasen como hasta ahora. "Tendríamos que asumir el coste total de la Seguridad Social de los trabajadores (ocho), las nóminas..." además de pagar luz, agua, basura y un elevado alquiler a pesar de ingresar cero euros, apunta.

Rodríguez, que es además presidente de la Asociación Provincial de Establecimientos Musicales y Espectáculos Reglados de Pontevedra, opina que "con nosotros se está cometiendo una injusticia, después de habernos hecho cerrar, los números de contagios, por desgracia, son peores. De alguna forma, ahora hay más botellones, más fiestas privadas que son ilegales, más reuniones familiares y, por eso, aumentan las cifras, no por nosotros. Estamos discriminados".