Prohibidas reuniones de más de diez personas, nuevos límites para horarios comerciales y venta de alcohol y más restricciones para cafeterías cercanas a colegios. Son las nuevas reglas implantadas en Portugal, destinadas a evitar que la vuelta a la actividad tras las vacaciones haga despegar de nuevo a la Covid-19.

El país entró ayer en "estado de contingencia", un nivel considerado leve que busca atajar situaciones en las que se pueda producir con mayor facilidad el contagio ahora que se abre paso la "nueva normalidad".

El fin de las vacaciones, la vuelta al trabajo de adultos y el regreso a clase de los menores detonan esta nueva fase, en la que, avisan las autoridades, hay que redoblar cuidados y esfuerzos para evitar que la pandemia se dispare.

Los principales cambios los van a notar las cafeterías y restaurantes que se encuentran a menos de 300 metros de una escuela y los centros comerciales.

Para ellos son las reglas más estrictas: mientras en el país no se pueden juntar más de 10 personas, en estos lugares el máximo permitido son cuatro personas.

Los colegios, la prioridad

Los colegios, la prioridadEs un intento de evitar posibilidades de contagio cerca de los colegios, convertidos en una obsesión nacional mientras el Gobierno repite que la enseñanza tiene que ser presencial este curso. En el primer día ya se vieron los efectos. En el céntrico barrio de Graça, los bares cercanos a varias escuelas levantaron la persiana veinte minutos después de la hora de entrada de los niños en los colegios, mientras que los más alejados mantuvieron su horario normal.