Las farmacéuticas Pfizer y BioNTech han llegado a un acuerdo con el Gobierno de Estados Unidos para venderle 100 millones de dosis de la BNT162, su candidata a vacuna contra el Covid-19, por 1.950 millones de dólares (1.684 millones de euros), según informaron ayer ambas empresas en un comunicado conjunto.

Una vez que la vacuna reciba el visto bueno de la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), Washington abonará los 1.950 millones de dólares, aunque se reserva el derecho a adquirir otros 500 millones de dosis si lo considera necesario.

"Hemos tomado la decisión anticipada de empezar el trabajo clínico y empezar la producción a escala masiva bajo nuestro propio riesgo para asegurarnos de que el producto esté disponible inmediatamente si los ensayos clínicos se demuestran exitosos y nos conceden una autorización de emergencia", indicó el presidente y consejero delegado de Pfizer, Albert Boula.

Por su parte, el secretario estadounidense de Salud, Alex Azar, destacó que con este acuerdo "se amplían las probabilidades de que tendremos una vacuna segura y efectiva tan pronto como a final de año".

El programa BNT162 se basa en la tecnología y el desarrollo de BioNTech, aunque aprovecha la capacidad de producción de Pfizer. Pese a este contrato, la candidata a vacuna todavía no está aprobada para su distribución en ningún país del mundo.

El cofundador y consejero delegado de la empresa alemana, Ugur Sahin, aseguró que BioNTech está en "discusiones avanzadas" con muchos otros gobiernos, por lo que espera "pronto" anunciar acuerdos similares a este. "Nuestro objetivo sigue siendo proporcionar una vacuna contra el Covid-19 segura y efectiva a tanta gente de todo el mundo como sea posible y tan rápido como podamos", agregó el ejecutivo.

El programa BNT162 desarrolla cuatro posibles candidatas a vacuna. Pfizer y BioNTech estiman producir 100 millones de dosis antes de 2020 y un total de 1.300 millones en el conjunto de 2021.

Por su parte, la Pontificia Academia para la Vida reclama que, una vez se haya encontrado la vacuna contra el coronavirus, sea "un derecho humano universal" sin que los países tengan que pagar por ello, al tiempo que denuncia la agravación de la brecha social por la crisis que ha aumentado la pobreza.

"Las dimensiones públicas de la investigación no pueden ser sacrificadas en el altar del beneficio privado", señaló el organismo del Vaticano en un documento sobre las consecuencias de la crisis sanitaria causada por el coronavirus titulado "Humana communitas en la era de la pandemia: consideraciones intempestivas sobre el renacimiento de la vida".

De este modo, el Vaticano desea que la consecución de una vacuna contra el Covid-19 esté basada en una "investigación científica responsable", es decir, que sea al mismo tiempo "íntegra, libre de conflictos de intereses y basada en reglas de igualdad, libertad y equidad".