Federico Martinón, jefe del servicio de Pediatría del área sanitaria de Santiago de Compostela y O Barbanza, es uno de los mayores especialistas en vacunas del país. Hace unos años respondió al periodista Javier Cárdenas, que había resucitado el bulo que vinculaba las vacunas con el autismo, con un articulo en el que afirmaba que "el que no se vacuna no es equiparable al que no usa el cinturón de seguridad en el coche, sino al que circula por el carril contrario". Ahora, con el Covid-19, dice que "aquellos que desprecian las vacunas están viendo lo que es el mundo a falta de solo una de ellas".
- ¿De qué manera puede influir la actual búsqueda de una vacuna para el Covid-19 en la corriente de los antivacunas?
-Hay gente que lleva el absurdo y la estupidez más allá de sus posibilidades, y eso ocurre con los antivacunas radicales. Su comportamiento, incluso en estas circunstancias, demuestra la irracionalidad de sus argumentos. Afortunadamente son una minoría, el problema es que se les da demasiada voz, y eso genera dudas en la población general. Radicales antivacunas hay muy pocos, pero gente con dudas sí que hay, y si no se les da información adecuada que contrarreste estos argumentos absurdos, el resultado final es el mismo: no vacunan a sus hijos y no se vacunan ellos. No existe ningún medicamento tan seguro como las vacunas, a las que se les exigen las condiciones de desarrollo más exigentes.
Eso es lo que hace tan difícil el desarrollo de nuevas vacunas. El tiempo de desarrollo habitual de la vacuna puede ser entre seis y 10 años, y nos estamos planteando lograrlo antes de dos años, lo cual sera un éxito sin precedentes. Confío en la ciencia y estoy seguro de lo que lo lograremos. La gente puede estar tranquila, ya que ni las autoridades ni la ciencia permitirán que ninguna vacuna se utilice si no ha cumplido todos los requisitos exigibles de seguridad y eficacia.
- En España hay una mayor concienciación de la necesidad de vacunarse, en contraste con Francia.
-En España afortunadamente la mayoría de las personas hacen lo correcto, se vacunan y vacunan a sus seres queridos. Sin embargo, debemos huir de la autocomplacencia, ya que esto no es un bien garantizado, si no insistimos en la información y la educación de las siguientes generaciones en la importancia y el valor que las vacunas tienen. La mayoría de la gente que no vacuna a sus hijos, o no se vacunan ellos, es por miedo o desconocimiento, no porque sean verdaderos antivacunas.
- ¿Qué enfermedades están - o estaban - más cerca de ser erradicadas gracias a las vacunas?
-Nuestros objetivos al alcance de la mano de erradicación mediante vacunación son la polio y el sarampión. Sin embargo hemos visto un retroceso importante, antes ya de la llegada del SARS-CoV-2, con el regreso de estas enfermedades, en particular del sarampión, en todo el mundo, y muy especialmente en Europa. Si dejamos de vacunar, las enfermedades que tratamos de evitar vuelven. La llegada de la Covid-19 ha tenido un impacto en las coberturas vacunales, básicamente por las dificultades en el acceso a los centros de vacunación, y también por el miedo de la gente a acudir a los centros vacunales, lo cual puede agravar más el problema. Es importante transmitir a la población que es importante mantener los calendarios vacunales al día, y que pueden acudir a su centro de salud con toda garantía, ya que el sistema sanitario está preparado para administrar todas las vacunas en las condiciones de máxima seguridad. Es más, en aquellos casos en los que, por motivo de la pandemia, se hayan producido retrasos en el calendario de vacunación, es importante contactar con su pediatra o médico de referencia para actualizar lo antes posible el calendario vacunal.
