Los niños y niñas de tercero de primaria del colegio Luis Díaz Moreno, en el municipio lucense de Baralla, se conectan todos los días para seguir sus clases a distancia, pero no lo hacen por videollamada. Como algunos de ellos carecían de conexión a internet e incluso de ordenadores, el centro ha apostado por el uso del walkie-talkie y aquel mítico "te copio".

La brecha digital supone una barrera a la hora de continuar los estudios desde casa tras el cierre de los colegios por la pandemia del coronavirus, ya que muchos escolares carecen de medios digitales o de acceso a la red.

Sin embargo, en el ayuntamiento rural de Baralla, de 2.500 habitantes, han sabido hacer frente a las malas conexiones y a las diferencias socioeconómicas pues no han dudado en echar mano de estos receptores portátiles que, aunque suene paradójico, funcionan en la zona mejor que la cobertura móvil.

"Es una iniciativa muy buena, sorprende un poco pero en este entorno rural, cuando nos enfrentamos al estado de alarma, se vislumbró como la única vía que había para poder conectarse con todos los niños", cuenta la directora de la escuela, Vanessa de Arriba, que detalla que se dieron cuenta de que "había una gran parte del alumnado que no disponía de Internet en casa, ni tan siquiera de ordenador o impresora".

Los nueve alumnos de esta clase ya tenían una experiencia previa con los walkie-talkies porque trabajaban con ellos en la pequeña radio escolar y los utilizaban asimismo en distintas actividades como juegos de orientación en las diferentes estancias del centro.

La detención de las clases presenciales por la crisis sanitaria fue una sorpresa para toda la comunidad educativa, pero esta afición salvó las distancias. "Consideramos que aparte de ser un juego también podía ser una herramienta útil de trabajo", explica De Arriba, que aclara que no fue necesario que ningún alumno comprase el aparato, pues algunos estaban en el colegio y otros niños ya los tenían en sus casas.