Portugal, en estado de alerta desde el jueves, registró ayer un nuevo aumento de contagiados por coronavirus, que ascienden ya a 1.600, y de fallecidos, que se sitúan en 14, mientras surge la preocupación sobre la situación en las residencias de ancianos y los ciudadanos mantienen las calles desiertas. El norte del país es la región más afectada. Además, las autoridades trabajan para repatriar a unos 1.300 extranjeros arribados a Lisboa en un crucero procedente de Brasil.