La edición impresa de FARO continúa con su compromiso diario con los lectores. En un momento de crisis sanitaria y social como la actual, con una orden de confinamiento para detener el contagio del coronavirus, los vigueses por lo general salen a la calle para muy pocas cosas: trabajar, hacer la compra o acudir a su kiosco a por su ejemplar de FARO.

Es más, desde que el Gobierno decretó el estado de alarma, los puestos que venden prensa diaria (los propios kioscos, estancos, tiendas 24 horas...) han detectado un considerable aumento en la venta de prensa escrita.

Beatriz Carrera, al frente del negocio Lamberetadas, en la calle Canceleiro, asegura que ayer tuvo que pedir 50 ejemplares a mayores de FARO porque se quedó sin ninguno. "Ahora viene mucha gente a comprar el periódico que antes no lo hacía", afirma. Precisamente, de su kiosco salía ayer por la mañana Elena, una mujer que antes solía leer el decano de la prensa española en los bares y que, tras el cierre de estos, sale a diario para comprarlo. "Necesitamos estar informados, especialmente en un momento como este", afirmaba.

Raúl Araújo, que tiene un tiene un establecimiento de hostelería en la avenida García Barbón, asegura que "se están vendiendo más periódicos que nunca". Dice que incluso hay clientes que se llevan varios ejemplares para casa para repartirlos entre varios vecinos y familiares. De su establecimiento no deja de entrar y salir gente. Y lo hacen a todas horas, también por la tarde. Todos, eso sí, respetando las recomendaciones: solo dos como mucho en el interior del local y manteniendo la distancia necesaria con el resto de personas

Entre ellas estaba ayer Luisa, que se llevaba su ejemplar de FARO bajo el brazo: "Quiero saber qué está pasando y cuándo vamos a recuperar la normalidad. Y prefiero informarme leyendo el periódico en papel, como siempre, en lugar de en Internet".

Antonio Sánchez, por su parte, hasta ahora solo compraba el periódico los fines de semana, pero ahora ha comenzado ya a adquirirlo a diario: "Leer FARO también es una forma de entretenerme. He tenido que cerrar mi negocio y me tengo que quedar todo el día en casa con mi familia y todos leemos la prensa".

En un locutorio 24 horas situado en la calle Arenal, su propietaria asegura que desde que el Ejecutivo ordenó el confinamiento de los españoles en sus casas, lo único que vende son diarios. "Los ingresos nos están entrando únicamente a partir de la venta de periódicos, especialmente de FARO", explica la dueña. Pese a ello, ante la falta de beneficios de los últimos días, se teme que si la situación se agrava tendrá que cerrar, "al menos hasta que pase esto".