El próximo lunes ya no habrá clases en Galicia, en ningún nivel educativo, como medida de contención del coronavirus. Al menos en los próximos quince días. Sin embargo, ayer, jornada en la que la asistencia era voluntaria, las aulas estaban prácticamente vacías. En el colegio Mariano Franciscanas de Vigo, con unos 1.040 alumnos, ayer acudían unos 120, mientras que el Colegio Apóstol Santiago, donde estudian algo más de 1.600 menores, cifraba la asistencia por la mañana en un 20%.

Mientras que los alumnos que fueron a clase hacían actividades o jugaban, los equipos directivos de los centros planeaban distintas medidas para los próximos quince días, en función del nivel educativo, de las posibilidades de cada centro y de la decisión de cada profesor. Así, los alumnos gallegos tendrán desde videoclases a deberes convencionales.

"Estas no son unas vacaciones y así se lo hemos dicho a los alumnos", reiteran los profesores desde varios colegios vigueses. Con ello quieren apelar a la responsabilidad de estudiantes y familias. "No es un tiempo para estar quedando con los amigos y que ahora que se cierran las aulas esas aglomeraciones se hagan en los hogares", explica Silvia Cameselle, jefa de estudios del colegio Mariano.

En idénticos términos se expresa una profesora del Colexio Mendiño en Vigo, un centro de formación profesional con cerca de 150 alumnos, donde ayer la asistencia era también mínima. "Estamos un poco a la expectativa de que pueda haber cambios, pero, en principio, lo que haremos será mandar trabajos a los alumnos y devolvérselos corregidos, porque nos lo han pedido los alumnos, porque nada de lo que hagamos es evaluable", explica la docente.

Para la Confederación ANPA Galegas, la suspensión de las actividades es "una buena noticia", aunque demanda medios para que el cuidado de los niños a partir del lunes no recaiga en los abuelos, un colectivo especialmente vulnerable, recuerda, ni en la concentración de niños en espacios de guardería. "Las clases se suspenden para que los niños permanezcan en casa, libres de contagios, tanto activos como pasivos", dice.

Mientras, los padres buscan soluciones en la medida de sus posibilidades. "Quienes lo tienen más complicado son quienes son de fuera. Aquí tenemos el caso de un niño en Infantil que se va con sus abuelos, fuera de Galicia, porque sus padres no pueden trabajar desde casa", reconoce la profesora de un colegio de Vigo.

Ascensión Hernández, hará encierro. "Tenemos casa en Baiona y nos vamos a encerrar allí, sin salir. Lo que harán será lo que le manden en el cole y a la pequeña (9 años) le pondré ejercicios de lectura, escritura y cuentas", comenta. A ella también le afecta la suspensión de clases: estudia para unas oposiciones y la academia donde las prepara también cierra.

En el caso de Merchi Mena, será su hijo de 19 años quien se encargue de su hermana, de 8 años, mientras ella y su marido trabajan. Tampoco tienen pensado salir de casa. "Es absurdo que no haya cole y luego estén los parques infantiles llenos", comenta esta madre poco antes de la decisión del alcalde de Vigo de clausurar estos espacios.

Ana Fontán, madre de una niña en 5º de primaria y un niño en 2º de la ESO, también entiende que hay que evitar las aglomeraciones. "Nada de centros comerciales ni cine. En casa o en todo caso a dar una vuelta, pero en sitios donde no haya aglomeraciones de gente", comenta esta mujer.

Todo esto era poco antes de que el Gobierno central decretara el estado de alarma para los próximos quince días.