El Parlamento alemán rechazó ayer la donación automática de órganos al morir, iniciativa con la que el Gobierno intentaba paliar el déficit de trasplantes en un país que está en el furgón de cola europeo, con 9,7 donantes por millón de ciudadanos y una lista de espera de 9.400 pacientes. Cifras que contrastan con España, que es pionera y líder mundial en la donación y trasplante de órganos: en 2019 hubo 2.301 donantes (48,9 por millón de habitantes) y 5.449 trasplantes (116 por millón), según datos de la Organización Nacional de Trasplantes

En Europa, la donación automática de órganos es una práctica habitual y en general solo se puede impedir mostrando en vida la voluntad contraria incluso, como en el caso de Países Bajos e Inglaterra, en un registro oficial. Pero en la práctica es importante la opinión de la familia. En Francia, la de un fallecido puede negarse aunque éste tuviera carné de donante. En Austria y la República Checa se le pregunta. En Dinamarca, se necesita la conformidad inequívoca previa de la persona y en Italia se puede negar si se cree que el fallecido no fue bien informado.