- En las películas estadounidenses dobladas durante el franquismo los protagonistas se trataban de usted hasta el primer beso: a partir de ahí pasaban a tutearse. ¿Con qué criterio se decide utilizar el trato de usted o el tuteo en la traducción del inglés?

-[Risas] No era consciente de que era así en las pelis. Me pasó con un cuento que traduje ambientado a finales del siglo XIX o principios del XX. Había un personaje que visitaba a una mujer. Todo apuntaba a una relación formal, pero en un momento dado se revelaba que habían estado enamorados años atrás y se creaba entre ellos una intimidad que obligaba al tuteo. Dudé si hacer que se tutearan durante todo el relato, pero al final consideramos que si se tuteaban desde el principio se perdía en parte la sorpresa que el texto original deparaba al lector. Lo de los tratamientos, como tantas cosas en traducción, depende siempre del contexto.

- ¿Qué buena traducción realizada por un escritor recomendaría por su calidad?

-Hay un libro que me fascina y es el "Orlando" de Virginia Woolf traducido por Borges. He oído decir que la traducción no es fiel. No he comparado las dos versiones, así que no puedo opinar. Pero el libro de Borges es extraordinario, sea o no fiel al libro de Woolf.

- En Galicia tenemos escritores que publican la misma novela en gallego y en castellano. ¿El escritor bilingüe es el mejor traductor de su obra?

-Desde luego, nadie mejor que el propio escritor para saber lo que ha querido decir o qué ejercicios de estilo considera imprescindibles. Aunque seguro que también ellos dudan muchas veces, y seguramente cambien cosas, ya que, como son los autores, se pueden tomar esa libertad.