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La maternidad también tiene sus reservas

Las clínicas gallegas de reproducción asistida realizan cada año más pruebas sobre reserva ovárica a mujeres gallegas

La maternidad también tiene sus reservas

Las circunstancias laborales, sociales y personales hacen que las mujeres posterguen cada vez la búsqueda del primer hijo. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) correspondientes a 2018, la edad media de la primera maternidad en España es de 31,61 años y cada vez son más las que la atrasan hasta los 40. Sin embargo, el reloj biológico no se detiene y el retraso de la maternidad es uno de los principales obstáculos con los que se encuentran los especialistas en reproducción asistida, ya que las probabilidades de concebir de manera natural descienden rápidamente a partir de los 35 años. La razón no es otra que la reserva ovárica. Cada mujer nace con un número finito de ovocitos de alrededor de un millón, que se va reduciendo de forma exponencial e irreversible a medida que va cumpliendo años, lo que influye decisivamente en las probabilidades de lograr un embarazo, tanto de forma natural como con técnicas de reproducción asistida pasado el ecuador de la treintena.

La doctora María Graña, directora del Centro Gallego de Reproducción Asistida Zygos, recuerda que la edad en la que la mujer es más fértil se sitúa entre los 23 y 25 años, un momento en el que la mayoría está en pleno proceso de formación para acceder al mercado laboral. Ya con 25 años, las probabilidades de quedarse embarazada de forma natural desciende hasta el 35%, que solo diez años después se queda en el 8%. Ya con 38 años, las probabilidades se reduden a un 2% y a partir de los 45 son muy pocas y prácticamente nulas a los 50. "No hay que olvidar, además, que los óvulos son un año más viejos que la edad de la mujer, ya que se forman desde la semana 20 de gestación", matiza.

Hoy, sin embargo, existe la posibilidad de ganarle tiempo al reloj biológico conociendo en qué estado se encuentra la reserva ovárica a través de la prueba de la hormona antimulleriana (AMH), un sencillo análisis de sangre que permite medir el nivel de esta hormona. Según los especialistas en medicina reproductiva, este test, junto con la realización de una ecografía basal para el recuento de los folículos antrales, proporciona una información altamente fiable sobre el futuro reproductivo de la mujer.

"Al igual que se hacen citologías para detectar el cáncer de cérvix y mamografías para el de mama, todas las mujeres deberían hacerse este test no más tarde de los 30 años para conocer su reserva ovárica para, en base a esa información, tomar una decisión sobre su maternidad: buscar un embarazo en los próximos meses, preservar los ovarios para ser madre en un futuro o simplemente nada si así lo estima oportuno", explica el doctor Elkin Muñoz, director de las clínicas IVI de Vigo y A Coruña, que realizan, de forma gratuita, el diagnóstico de la AMH a mujeres de entre 25 y 38 años.

Según un estudio realizado en 2018 por el IVI a más de 3.000 mujeres, un 24% entre 30-34 años presenta unos niveles de reserva ovárica baja. Asimismo, de las mujeres menores de 30 años, un 12% presentó baja reserva ovárica, y de las mayores de 35, un 33%.

Aunque muy desconocida aún, la prueba de la reserva ovárica es cada vez más demandada en Galicia, especialmente por mujeres que se acercan o han sobrepasado ya los 35 años. "Las mujeres aún siguen llegando a la clínica demasiado tarde, con 37 años o más, una edad en la que es muy complicado conseguir un embarazo", se lamenta el especialista en medicina reproductiva, que aboba por una mayor divulgación e información sobre este sencillo test. "La función ovárica se está valorando de forma insuficiente y los ginecólogos deberían informar sobre ello.. Muchas mujeres creen que porque menstrúan, y tienen los ovarios y el útero sanos pueden ser madres, y luego descubren que no es verdad", explica el especialista, que añade que en caso de antecedentes de menopausia temprana y endometriosis, conocer la reserva ovárica es, aún si cabe, más importante.

En este sentido, la doctora Graña señala que las mujeres son cada vez más conscientes de que la fertilidad disminuye a medida que avanza la edad, por lo que cada vez es más frecuente que acudan a informarse sobre esta prueba. "Cuando la mujer ha acabado su capacitación y tiene ya un puesto de trabajo es cuando empieza a plantearse el poder tener un hijo y es cuando acuden a las clínicas para asesorarse", explica.

Si la reserva ovárica es baja y la mujer quiere ser madre, pero no en ese momento, la reproducción asistida permite la posibilidad de preservar los óvulos para que sean fecundados en un futuro gracias a la vitrificación de ovocitos, que consiste en una solidificación celular a bajas temperaturas y muy rápida. Una vez producida la vitrificación, los óvulos son almacenados en tanques de nitrógeno, donde permanecerán hasta que sean demandados. Las posibilidades de éxito del tratamiento reproductivo dependen de la calidad del óvulo, que está determinada, fundamentalmente por la edad. El pasado año, la revista "Human Reproduction" publicó un estudio que asegura que vitrificar antes de los 35 años aumenta un 40% la tasa de éxito respecto a hacerlo más tarde.

En Galicia, la congelación de óvulos tiene un coste cercano a los 2.500 euros. Esta técnica se recomienda también por razones médicas, por ejemplo, antes de iniciar un tratamiento oncológico como la quimioterapia o la radioterapia, que pueden causar daños irreversibles en los óvulos.

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