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Gustavo Suárez Pertierra: "No podemos admitir que la pobreza afecte a uno de casa tres niños"

Reivindica la educación como pegamento social para reducir la desigualdad de oportunidades

// Fernando Bustamante

Gustavo Suárez Pertierra (Cudillero, 1949) ocupa el cargo de presidente de Unicef Comité Español desde febrero de 2018. Para ello se puso retos. El principal, alcanzar las metas de la nueva Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En el horizonte se marcó una frase; "que los niños solo se preocupen de los niños".

-¿Cuál es la mayor amenaza hoy para la infancia?

-Dentro de la especie humana, la infancia es el grupo social más vulnerable. Por tanto, cualquier amenaza que afecte a los hombres y a las mujeres afecta todavía más a los niños y especialmente a las niñas, que son la parte más desasistida. En este sentido hay muchas amenazas que afectan hoy a la infancia. Diría que la mayor es la amenaza ligada al medio ambiente, a los grandes desastres naturales que están ligados las condiciones atmosféricas que provocamos los seres humanos. El número de desplazados por causa del cambio climático hoy es extraordinario y supera al número de desplazados por conflictos bélicos.

-La Convención de los Derechos del Niño cumple 30 años ¿Hay que celebrarlo o debemos trabajar?

-Tocan las dos cosas. La Convención de los Derechos del Niño fue revolucionaria, supuso un cambio histórico que no se había producido en toda la historia de la humanidad. El niño hasta entonces era considerado como una especie de adulto pequeño, pero sin derechos. A partir de la Convención se le atribuyen una serie de derechos que no son nuevos, son los derechos de los ciudadanos que se extienden a los niños y a los jóvenes. Ese es el hito revolucionario que ha supuesto un cambio de extraordinaria magnitud. Desde hace treinta años, muchos países han inspirado su legislación en la convención y hay una conciencia social acerca de que los derechos del niño son una referencia que ya no puede sustituirse con otra cosa. Cualquier firmante tiene que reconocer que el niño tiene derecho a ser un ciudadano pleno con derecho a ser escuchado y a participar. Por tanto esto hay que celebrarlo. El problema es que todavía queda mucho por hacer. Un ejemplo, hace tres décadas morían al año unos doce millones de niños menores de cinco años por una causa evitable con una vacuna, agua potable o higiene. Se ha avanzado mucho, pero hoy todavía hay 15.000 niños al día que mueren por estas causas. Son menos de la mitad, pero todavía hay mucho camino por andar.

- La infancia cruzando fronteras es un eslabón especialmente débil ¿Cómo estamos tratando a estos niños solos que llegan a España?

-Sin prejuicio a los esfuerzos de las administraciones y organizaciones, todavía queda mucho trabajo por hacer. Este es el caso más evidente de desasistencia en el mundo occidental. Son menores que salen de sus lugares de origen por las razones que lo hacen los mayores, en busca de un mundo mejor. Y salen solos, sin protección alguna, con el peligro de caer en grandes redes de explotación. En el caso de las niñas es más grave porque pueden caer en las redes de trata de blancas. Viajan solos, pero tienen los mismos derechos que el resto de los niños. La Convención de Derechos del Niño y las legislaciones nacionales no tienen ninguna diferencia aunque a algunos le pese. La diferencia es que han nacido en un mal sitio para tener una vida con plena libertad. ¿Cómo es posible que un país desarrollado con una población infantil de 6 millones de niños no pueda acoger a 12.000 menores? ¿Cómo es posible que en los países ricos no seamos capaces de resolver este problema de niños con falta de asistencia? Es algo que resulta muy difícil de asimilar. Por otro lado no es aceptable la estigmatización y criminalización de estos menores, en algunos casos viviendo en la calle.

- ¿Qué opina del aumento del racismo contra estos niños?

R-Es absolutamente inaceptable. Creo que es una criminalización que provoca un factor de exclusión y de desigualdad enorme en nuestras sociedades. Estoy seguro que en una sociedad como la nuestra, que es una sociedad muy sana, no van a calar estos mensajes, a pesar de lo que nos parece a veces. Estas ideas pretenden excluir de los beneficios de vivir en una sociedad moderna y desarrollada a un grupo de niños que llegan en una situación verdaderamente mala.

- La vivienda ya es el principal factor de exclusión social, según Cáritas. ¿Cómo influye en la infancia no tener un hogar en condiciones?

-Enormemente. A veces tendemos a pensar que los problemas de la infancia están solo en los países pobres, pero no es cierto. Es verdad que todas estas grandes presiones negativas se viven de una manera más intensa en las sociedades sin recursos. Pero en las sociedades ricas también hay pobreza y desigualdad. En los 41 países más ricos del mundo viven más de 70 millones de pobres. Por tanto, también es una realidad. Hay muchos grados de pobreza. Una de ellas es, por ejemplo, la del Sahel, que provoca unas grandes hambrunas por la sequía ligada al cambio climático. Es una miseria radical. Pero en España viven en riesgo de pobreza o exclusión uno de cada tres niños. En los países ricos en general las formas de la pobreza son distintas. La desigualdad en los países ricos consiste en que algunos niños que asisten a la escuela no puedan comprar libros de texto nuevos o ir a clases de refuerzo. Que algunos niños no puedan hacer una alimentación que evite la obesidad y le proporcionen las vitaminas adecuadas porque la cesta de la compra de la dieta mediterránea, aunque la hayamos inventado, es cara. En relación con la vivienda, muchas veces hay un techo en el que cobijarse pero no posibilidad de calentarse bajo ese techo. Esta es la pobreza que provoca la desigualdad y el riesgo de exclusión al que tenemos que enfrentarnos. No podemos admitir en los países desarrollados que uno de cada tres niños se vea afectado por la pobreza.

- Cáritas también advierte del peligro de que la pobreza se cronifique. Si tu padre es pobre, tú estarás condenado a serlo. ¿Cómo actuamos?

-Esto es lo que se llama la trampa de la pobreza. Si la siguiente generación no puede desarrollarse con mayor bienestar que la anterior generación esto es que está funcionando esta trampa, que empobrece cada vez más. Para esto solo hay un remedio, que es la educación. Nada más que eso. Por supuesto la inversión, pero esa es la base, educar a los niños y a los jóvenes empezando por darles a conocer los derechos que tienen y enseñándoles a desarrollarse porque eso es lo que permite que se supere a la generación anterior en bienestar. Por eso la educación es el corazón de Unicef.

- Hablando de educación, España es el tercer país de Europa con mayor tasa de fracaso escolar. ¿Nuestros políticos han hecho los deberes en esta materia ?

- Estoy seguro de que lo han intentado, pero hay mucho por hacer. Si tuviera que decir cuáles son los dos problemas más serios que afectan a nuestra infancia, diría que son el riesgo de pobreza y también el abandono escolar temprano. No puede ser que seamos uno de los países a la cola de la Unión Europea, tenemos una tasa de abandono escolar temprano situada en torno al 17%. Esto quiere decir que el sistema no ha funcionado bien. Vamos mejorando, pero a pasos muy lentos, eso provoca que estemos a la cola de la Unión Europea.

- El informe PISA advirtió de que los niños con menos recursos tienen menos oportunidades de éxito escolar. Esto abre una grieta de clases sociales en el sistema educativo.

-Por eso es un gran peligro que no se superen estas situaciones. Porque la pobreza genera pobreza si no se atiende el problema.

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