Las tres mujeres acusadas de un delito contra los sentimientos religiosos durante la "procesión del sagrado coño insumiso", celebrada el 1 de mayo de 2014 en Sevilla, declararon ante el juez que su intención "jamás" fue ofender a los católicos.

El Juzgado de lo Penal número 10 de Sevilla dejó ayer visto para sentencia el juicio contra A.A.T., O.L.C. y R.B.M., para quienes la Fiscalía solicita 3.000 euros de multa, mientras que la Asociación de Abogados Cristianos acusa por un delito de odio y otro contra los sentimientos religiosos y pide 1 año de cárcel para cada una.

La primera en declarar, A.A.T., recordó que es "víctima de violencia de género" y aseguró que el objetivo de la manifestación era "reivindicar todo lo que tiene que ver con las necesidades terrenales de las mujeres".

Según la acusada, la exposición de una vulva de gran tamaño fue "una performance como medio de reivindicar el cuerpo femenino", pero "jamás" hubo "ánimo de ofender a ninguna persona por sus creencias religiosas".

En cuanto a versiones feministas de rezos como el Ave María, A.A.T. indicó que no las recitaron "delante de ninguna iglesia o lugar de culto", aunque la Fiscalía apunta en su escrito que ese hecho ocurrió junto a la basílica de la Macarena.

Otra acusada, O.L.C., interpretó el lema "la Virgen María también abortaría", repetido varias veces aquel día, como "un intento de sintetizar que cualquier persona con acceso a información podría tomar esa decisión".

R.B.M., por su parte, definió la manifestación como "una reivindicación de los derechos sexuales y reproductivos de la mujer, que en ese momento estaban siendo traicionados por el Gobierno".

Como testigo compareció una policía nacional que se encargó de la investigación, quien relató que en los tres vídeos que analizó "se ve claramente las consignas que cantan" y que identificaron "fácilmente" a las acusadas acudiendo a los listados de las asociaciones convocantes, aunque también admitió que no hubo ningún enfrentamiento con los feligreses en la Macarena.

En su informe final, la fiscal señaló que los hechos "sobrepasan finamente el límite entre la libertad de expresión y la libertad religiosa".

La abogada y presidenta de los Abogados Cristianos, Polonia Castellanos, lamentó que "todo vale contra los católicos" y habló de "premeditación" para buscar "el mayor escarnio posible", además de denunciar que las feministas "acosaron a la jueza de instrucción" y también a ellos.

Las defensas insistieron en que "no hubo ánimo de menoscabar ni ofender a los católicos", como dijo la letrada de R.B.M., quien recordó que la denunciante es "una asociación de Valladolid que ni siquiera presenció los hechos".

La asamblea en apoyo de las acusadas reunió a la puerta de los juzgados a un centenar de personas, que acudieron con pancartas en las que se leían lemas como "la Inquisición medieval hoy se llama sistema judicial" o "contra la Inquisición, coños en rebelión" y cantaron consignas como "sacad vuestros rosarios de nuestros ovarios".

La Asociación de Abogados Cristianos congregó a unas veinte personas, entre ellas Cristina Peláez, concejala de Vox en Sevilla, quien calificó los hechos de "inauditos" porque "Sevilla es una ciudad mariana por excelencia".

Ambos grupos se encararon cuando la vagina que 'procesionó' el día de autos apareció por la avenida de los juzgados y paró junto a los católicos.