Una dieta rica en pescado, sea este blanco o azul, durante las etapas más tempranas del embarazo se relaciona con beneficios para la capacidad de atención de niños y niñas. Así lo desvela un equipo científico del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por "la Caixa", que ha realizado a mujeres de todo el Estado un seguimiento poblacional desde la primera semana de embarazo hasta los 14 años -edad actual de los niños, que realizarán ahora nuevas evaluaciones cognitivas en el seno del estudio--. El objetivo de la investigación evidencia la relación existente entre el consumo de pescado durante el embarazo y la capacidad de atención de los menores.

Los resultados, publicados en la revista International Journal of Epidemiology, muestran que la investigación se ha realizado sobre 1.641 parejas de madres e hijos pertenecientes al Proyecto INMA (Infancia y Medio Ambiente), una red de investigación española dirigida a estudiar el papel de los contaminantes durante el embarazo y sus efectos en la infancia. "Al tener, por tradición, un consumo más elevado de pescado que en otros países europeos, este estudio es muy interesante. Tuvimos suficiente poder estadístico y para permitirnos separarlo por subtipos: pescado azul, blanco, marisco...", explica a FARO el primer autor del artículo e investigador del programa de Infancia y medio ambiente de ISGlobal -centro impulsado por "la Caixa"- Jordi Júlvez, que recomienda incluirlo en unas cuatro comidas por semana. En cuanto a los resultados, Júlvez evidencia más impacto beneficioso si el pescado se come en el primer trimestre del embarazo. Eso sí, el atún enlatado ha demostrado que no implica beneficios -también menores en el marisco- y se recomienda minimizar el consumo de grandes peces, por su contenido en mercurio.

Es el primer estudio específico de la función atencional, importante porque "a partir de los 6 o 7 años, si los niños tienen problemas de atención pueden tenerlo de aprendizaje", añade el investigador en relación a los trastornos TDAH, comunes en la edad escolar.

A lo largo del embarazo, las madres completaron numerosos cuestionarios que contemplaban consumos de más de cien alimentos, entre los que se encontraban los distintos pescados. Los datos de la alimentación de niños y niñas también fueron recopilados utilizando el mismo cuestionario a las edades de uno, cinco y ocho años. A los ocho años, estos realizaron además una prueba neuropsicológica dirigida a evaluar su función de atención. Entre los resultados de la prueba, los expertos se centraron en dos respuestas, las llamadas 'omisiones'; es decir, el número de errores que el examinado pasa por alto en relación al estímulo clave y la rapidez en la respuesta. Ambas respuestas son indicadores habituales de la atención selectiva y sostenida. Sigue la línea de una investigación publicada anteriormente sobre niños y niñas de 5 años, "con el consumo de pescado durante el primer trimestre de embarazo se observa un efecto sobre la capacidad de atención de los niños mayor que con la ingesta durante el embarazo tardío o la ingesta posterior, cuando algunos de los procesos de neurodesarrollo ya han finalizado," comenta Jordi Júlvez,.

La formación del cerebro tiene lugar principalmente durante el embarazo -la generación de las neuronas, la creación de las sinapsis y la mielinización neuronal-. Los nutrientes esenciales, como los ácidos grasos poliinsaturados (PUFAs), son fundamentales. "Los ácidos docosahexaenoico y eicosapentaenoico son los principales PUFAs omega-3 involucrados en el desarrollo neurológico y su fuente principal es el pescado", añade.