"¡Hay que despertarse! ¡Hay que hacer tribu! Are you ready? Venga, cuadrado con pasos, uno, dos, tres y cuatro... Ta, ta, ta... Ki, ki,ki... moviendo pies y manos. Así estimulamos nuestro cerebro". Así arrancaba ayer la primera jornada del III Foro de Educación FARO Impulsa en el Auditorio Mar de Vigo, con cinco talleres prácticos simultáneos que congregaron a centenares de docentes: desde creatividad, hasta inteligencia emocional, los proyectos integrales en los centros educativos, las matemáticas de aprender haciendo y el movimiento de Javier Romero. Este musicólogo, profesor titular de la Universidad de Alicante y pedagogo musical hizo bailar y cantar, simultáneamente, al público del auditorio, con su clase magistral sobre Neuromotricidad y Psicomotricidad. A través del movimiento, del ritmo y las melodías, se estimula el cerebro y se prepara para aprender de verdad. "Con emoción y movimiento el aprendizaje es mucho más profundo", expresó Romero, en un taller cargado de imágenes y de mensajes: "lo que se amó con el alma, no lo arranca ningún olvido".

La metodología que explica Romero, llamada Bapne, se basa en la percusión corporal y su objetivo principal es la estimulación de las funciones ejecutivas a través de la neuromotricidad, de la coordinación motora. Se trata de la estimulación cognitiva, socioemocional, psicomotriz y neurorrehabilitativa basada en la neuromotricidad. Porque el movimiento, según Romero, permite "trabajar la atención, el control de impulsos, la memoria, la concentración". Es que el niño no puede estar horas y horas sentado en clase, una de las ideas de las que parte Romero para darle totalmente la vuelta y poner el movimiento en primer plano.

"Y como estamos haciendo aquí podemos hacerlo en el aula. Como teachers que somos, vamos calibrando la actividad, el movimiento de los alumnos y alumnas. Que bailen, se muevan y que interactúen entre ellos", explicó este profesor canario, que forma a futuros maestros de infantil y primaria en la universidad alicantina en la que da clases. "Porque a nosotros no nos enseñaron a interactuar, a tocarnos, a compartir. No nos daban indicaciones para interactuar con el otro", apuntó Romero que tocó conceptos como la disociación, la atención dividida y alternante, la coordinación motora, la sensación somática... También se centró en las funciones ejecutivas: el control del impulso, la memoria o la velocidad de procesamiento.

Y cuando apliquen el movimiento en clase no teman el error, añadió Romero, que transmitió varias combinaciones de ritmo y melodía a los asistentes. "Si no sale el cuadrado a la primera, repetimos, saldrá a la segunda, a la tercera... ¿Me equivoco? No pasa nada. El error forma parte del aprendizaje: si no tengo error no voy a aprender nunca, en el aula y en la vida. Y, desgraciadamente, estamos en una sociedad en la que solo se premia al primero y al segundo", comentó Romero, que ha impartido más de 700 cursos en 20 países.

La importancia de la emoción en el aprendizaje ocupó un espacio importante en la charla-taller de Javier Romero. Para ello puso dos ejemplos de anuncios de publicidad de coches: uno de los años 70 y otro actual. En el primero se describen las características del coche: velocidad, ruedas, frenos.... En el segundo la narración es bien distinta: "Cuando avanzas avanza, cuando bailas, baila, cuando saltas, salta, cuando juegues, juega, cuando sueñes, sueña, cuando pierdas, pierde y cuando conduces, conduce". "¿Cuál os ha gustado más? Preguntó el profesor Romero. "El segundo", contestó el público. "Claro, hay emoción en él".

"Y el aprendizaje por primera vez está vinculado a sentirme bien. ¿Cuántos recordáis clases que os hicieran sentir bien, realmente? Tengo la sensación de que muchos cuando mejor os sentíais era en el recreo. Porque a veces era como ir al purgatorio, con esa idea de que a la fuerza se aprende y todo aquello", expresaba Romero. E indicaba que no es esa la vía. "Como docente no te van a recordar por los contenidos. Te recordarán por cómo has hecho sentir al alumno en clase", añadió el profesor y musicólogo. Por eso es tan importante el juego, el movimiento... Y Romero puso varios ejemplos: "Si yo, como maestro, le digo al alumno: Pedro, te he pedido ocho veces que hagas los ejercicios y todavía estoy esperando. Atendamos a la parte hormonal. Se está generando cortisol. Sin embargo, si yo le digo: veo que has hecho algo pero no mucho. Si quieres me siento contigo y adelantamos un poco lo que te falta. ¿Te parece? Así genero oxitocina. Así contribuyo a que se sientan bien dentro del aula, de lo que hablamos, de sentirse bien, de crear un vínculo a través del apego, del afecto, del cariño, y que el niño quiera seguir trabajando contigo. Se crea como un vínculo emocional", describió Romero. "Estoy aprendiendo y me estoy divirtiendo", añadió el profesor. Es importante que los pequeños sientan eso a través del juego y del movimiento.

"Está comprobado también con niños/as con TDAH que con este tipo de actividades, a través del movimiento, rinden más. También se percibe, por ejemplo, cuando se les ponen ambientadores con olores a frutas, que los haga sentir en la naturaleza, rinden más", añadió el musicólogo.

Este profesor está muy vinculado a África. Allí viaja para aprender cómo viven con el movimiento y las melodías. Romero enseñó un vídeo de mujeres africanas trabajando y cantando. "Nosotros no cantamos la canción, es la canción la que te lleva a ti", expresan estas mujeres.Los ritmos de este continente, su integración en la vida diaria de sus habitantes, el canto de trabajo... y un mensaje de los niños y niñas de Mozambique a través de un vídeo para terminar su taller: "Hola, estamos aquí para ayudarte. Sabemos que trabajáis mucho, que tenéis algo que se llama estrés y que muchas veces os olvidáis de sonreír. Queríamos ayudaros a sonreír y os mandamos un donativo para la felicidad", expresaban los niños y niñas en el vídeo.Con las prácticas de este taller, Romero pretende solucionar temas que los propios docentes le comentaron: la dispersión, la falta de atención en el aula o mejorar el comportamiento socioemocional del alumnado.