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Iván Espinosa de los Monteros: "Si defender la historia de España es ser de extrema derecha, lo somos"

"La violencia machista no existe, existe la violencia; al contrario de lo que dicen las feministas, este es el país más seguro para las mujeres"

Iván Espinosa de los Monteros. // R. Díaz

Iván Espinosa de los Monteros es cofundador de Vox, diputado y portavoz de esa formación en el Congreso. Nació en Madrid hace 48 años. Es descendiente de Carlos Espinosa de los Monteros y Sagaseta de Ilurdoz, militar y diplomático español, a cuyo favor fue creado el marquesado de Valtierra por Alfonso XIII en 1907. Su mujer, Rocío Monasterio, es presidenta de Vox Madrid.

-¿Cómo ve el pulso entre PSOE y Podemos?

-Como una canción de Pimpinela. Arrancan siempre fatal, dramáticas, con muchos llantos, acusaciones mutuas y reproches, pero al final los protagonistas acaban abrazados y queriéndose mucho, porque son hermanos.

-¿Coalición o cooperación?

-Con la nomenclatura de la izquierda me pierdo. Tampoco me extrañaría un gobierno del PSOE apoyado de alguna manera por el PP y/o Ciudadanos.

-Ciudadanos ha dicho "no"...

-En este último año, antes pactó. Es imposible hacer un pronóstico con el partido que se conoce como "la veleta naranja". Ni ellos mismos saben lo que van a hacer.

-¿Por qué Vox pacta con el PP y Cs sin entrar en los gobiernos?

-Porque nuestra experiencia es que no nos podemos fiar de ellos, y por tanto nuestra labor es crítica, desde la oposición.

-¿Comodidad?

-No. Responsabilidad. No hemos venido a ocupar sillones, sino a que las ideas de nuestros votantes se respeten.

-¿No les ofende el "cordón sanitario" de Ciudadanos?

-Solo ofende quien puede y es tan progre y tan entregado al consenso socialdemócrata que no esperábamos otra cosa. Son una izquierda bien vestida, poco más.

-¿Es Vox un partido de extrema derecha y franquista?

-Si defender la historia de la nación, las fronteras, la igualdad de todos ante la ley, lo que tenemos en común y querer una España mejor es ser de extrema derecha, entonces eso es lo que somos. Pero escuchamos eso como quien oye llover, no se corresponde en absoluto con lo que somos. No podemos seguir tirando del "comodín Franco", murió hace 44 años. Este ya es otro país. La clave es Zapatero.

-¿Por qué?

-Hasta Zapatero, media España era progresista y la otra conservadora y todo se movía dentro de ciertos límites. Cuando llega Zapatero hay una reprogramación cultural que arrastra a todo el mundo hacia la izquierda, y el PP, lejos de confrontar las ideas progresistas, las asume. Hay una entrega absoluta al socialismo y al separatismo a base de no darles réplica ideológica. Rajoy estaba a otra cosa.

-¿A qué?

-A evitar la quiebra, el rescate, la prima de riesgo, blablablá. La renuncia a la batalla ideológica fue de tal calibre que hasta a Felipe González se le impidió dar una conferencia con gritos de "¡Fascista!". La gran ironía es que quienes lo insultaban eran aquellos niños producto de la Logse que había aprobado él mismo, sus propias criaturas revolviéndose contra él.

-¿Quiere Vox recuperar esa batalla ideológica?

-Hemos venido a dar una batalla cultural, más que política. Porque defender la bandera, la patria, la unidad, la historia, el no revisionismo histórico... Lo asumen hasta los Clinton. El 80% de lo que decimos lo asume la izquierda de cualquier país normal, pero en España ya no lo asume ni el PP.

-¿Este no es un país normal?

-Es el único país del mundo donde se pita el himno propio, la gente siente "autoodio", se intenta quebrar la lengua común, los historiadores progres intentan acabar con lo mejor de su historia, se renuncia a una de las mayores gestas de la humanidad, la conquista de América... Es un país muy raro. Pero el drama es el PSOE

-¿A qué se refiere?

-Es dramático que el partido hegemónico de izquierdas se haya radicalizado y haya renunciado a la defensa unívoca e inquebrantable de las víctimas del terrorismo y de la unidad de España.

-¿A qué achaca el retroceso de Vox en las últimas elecciones?

-Somos un partido joven, sin recursos ni estructura. Tener candidatos en muchos pueblos es un milagro. Pero si hay elecciones en noviembre sacaremos más que en abril.

-¿Por qué niega Vox la existencia de violencia machista?

-Porque no existe. Existe la violencia. Si al hecho de que haya más hombres que matan mujeres es violencia machista, ¿cómo llamamos al hecho de que haya más mujeres que matan a niños, violencia feminista? En España mueren al año entre 45 y 55 mujeres a manos de sus parejas. Es una barbaridad, una sola ya sería mucho, pero si restamos las que mueren a manos de extranjeros, casi la mitad, es la más baja del mundo, lo que demuestra, contrariamente a lo que quieren hacer creer las feministas, que España es el país más seguro del mundo para las mujeres.

-¿Qué interés habría en lanzar un mensaje falso?

-La izquierda ha estado cien años viviendo de la confrontación proletario-capitalista, pero la explosión de la clase media la ha obligado a buscar otras: hombre-mujer, homosexual-heterosexual, inmigrante-europeo, ser humano-animal... Todas esas banderas, que jamás fueron de la izquierda, intentan sectorizar a la sociedad, victimizar a una parte y subvencionarla acusando a la otra.

-¿Una cuestión de dinero?

-Hay mucho dinero. El 95 por ciento de los fondos destinados a la lucha contra la violencia machista en Andalucía no llegaba a las mujeres, se quedaba en instituciones de la Junta creadas para colocar gente. Pero hay un componente político. Si eres hombre, heterosexual, blanco, europeo... estás fastidiado. ¿Te gustan los toros? ¿Comes carne? Eres un asesino. Feministas, animalistas, medioambientalistas, traficantes de seres humanos como los del "Open Arms"... Todos subvencionados.

-¿Traficantes?

-Las mafias que trafican con personas han encontrado un aliado inesperado: los gobiernos europeos. Hasta ahora tenían complicado llevarlas a Europa. Ahora les basta con salir dos millas de la costa y llamar a esas ONGs, subvencionadas con fondos europeos, para que los vayan a buscar. Y luego toda esa parafernalia para generar presión mediática y que les dejen entrar en Italia para doblegar a Salvini. Es un instrumento político más.

-Diga qué piensa de Matteo Salvini.

-Un político polémico que defiende las fronteras de su país, lo que me parece muy, muy acertado. Raros son los que ponen fronteras, las hacen permeables y no dan a la Guardia Civil el apoyo necesario para protegerlas.

-¿Marine le Pen?

-Es la tía de la que algún día será presidenta de Francia, Marion Maréchal.

-¿Jair Bolsonaro?

-Un presidente atrevido, cuyo legado habrá que examinar cuando pase cierto tiempo, pero que ha venido a romper ciertos mitos de la izquierda populista hispanoamericana, con éxito hasta ahora.

-¿Donald Trump?

-Un presidente atípico que ha desafiado todos los cánones y los estándares de la política americana, que ha derrotado a la maquinaria Clinton, algo muy difícil, y que previamente, como "outsider", derrotó a la maquinaria republicana. Nueva York no es Estados Unidos. Ni Miami, Los Ángeles o San Francisco. Estados Unidos es lo que hay en medio: Utah, Missisippi, Texas, Colorado, Wyoming, Michigan... Y allí su popularidad es elevadísima.

-¿Con cuál de los anteriores políticos se identifica más?

-Con la defensa de las fronteras de Salvini, el programa económico de Trump, la defensa de las esencias nacionales de Le Pen y la valentía antiprogre de Bolsonaro.

-¿Qué modelo de financiación defiende Vox?

-Hay que desmontar el sistema autonómico porque genera división entre los españoles. Es un intento bienintencionado pero fallido. En España hemos pasado de un sistema que funcionaba relativamente bien a diecisiete incompatibles.

-¿Su alternativa?

-El Estado español es el más eficiente del mundo si hablamos de ingresos. ¿Cómo no hacemos lo mismo desde el punto de vista del servicio al ciudadano?

-Explique su modelo.

-Descentralizado hasta el límite, hasta el móvil, hasta el individuo; el más descentralizado del mundo: del Estado a ti sin pasar por ninguna administración. Si el DNI vale para pagar multas tiene que servir para recibir un servicio sanitario o de justicia.

-¿Se ha enquistado demasiado la situación en Cataluña?

-El Estado tiene que retomar el control de Cataluña y eso requiere sanciones severas para los golpistas y todos los que trabajan contra el Estado. A los mensajes de odio de los separatistas hay que contraponer un esfuerzo enorme, continuo para recuperar los afectos y una labor de acercamiento a los españoles que viven allí, a los que se ha dejado solos, abandonados.

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