En Vigo anoche ocurrió uno de esos fenómenos que raramente se producen, o que tardan años en realizarse, como los eclipses solares. El mejor directo de la música española, al menos de la escena indie, por fin conoció uno de los mejores auditorios al aire libre que existen. Ayer, tras más de 20 años en la carretera, Vetusta Morla se presentó a Castrelos y a todo su público, que agotó las entradas en poco más de una hora y al final de la noche ya no le quedaba garganta. Y no precisamente porque a los asistentes se le formase un nudo, sino porque no pararon de cantar. Los gallegos Furious Monkey House y Xoel López caldearon el ambiente de un minifestival cuyo colofón final corrió a cargo de la banda madrileña, una de las más cotizadas del momento.
Vetusta Morla ha tocado en prácticamente todos los lugares de España -y desde el año pasado en parte del extranjero: 13 países de Latinoamérica y Europa-. Además, es uno de esos grupos que se repiten continuamente en los carteles de casi todos los festivales, pero que nunca lo hace incansablemente. Desde luego, no para sus fans y los aficonados a la música indie. Da lo mismo que lo hayan visto una docena de veces.
Su actuación ayer en el recinto de Castrelos fue, desde su eclosión, la tercera en la ciudad olívica. La primera transcurrió en el marco del desaparecido certamen Vigo Transforma -germen del actual Portamérica-, en 2011. "Mapas", su segundo disco, había salido solo dos meses antes de su actuación en la estación marítima de Vigo y, aun así, toda la gente se supo sus canciones. Su segundo recital tuvo lugar en 2014. Esa vez, en el Auditorio Mar de Vigo, a donde llevaron los temas de su tercer cedé: "La deriva". Pero, por fin, anoche, la banda de Tres Cantos reunió a su consejo de sabios en el recito de conciertos vigués por excelencia. Mismo sitio, distinto lugar, en definitiva, como el título de su quinto y último álbum. Sin duda, un reto valiente, pero evolutivo y un paso adelante en su carrera musical.
En "Mismo sitio, distinto lugar" el sonido de estudio está más presente que nunca en sus anteriores trabajos, pero el directo sigue siendo la hoja de ruta a la hora de componer sus canciones. Algo que se agradece especialmente en un contexto musical en el que más que nunca cualquiera puede grabar un disco, con más o menos mediación de un procesador de audio que enmascare todo tipo de carencias artísticas. Con Vetusta Morla eso no pasa. El directo y la puesta en escena es la mejor prueba del algodón. Si sus discos tienen éxito, los conciertos son mejores, o simplemente los mejores del panorama indie rock nacional.
Ayer solo hizo falta que sonasen los primeros compases para que el público se desatase a cantar las canciones que han abarrotado otros pabellones. En Castrelos fueron miles las personas que vivieron una especie de intimidad compartida, propiciada por la carga poética de sus letras, su principal sello junto a la excelencia en el sonido.
Álvaro B. Baglietto, David García "El indio", Guillermo Galván, Juan Manuel Latorre y Juan Pedro Martí "Pucho" empezaron con "Deséame suerte". Aunque no les hizo falta. Le siguieron "El discurso del rey", "Palmeras en La Mancha" y "Golpe maestro". Después encadenaron clásicos con otros que pronto lo serán, como "Maldita dulzura", "Cuarteles de invierno", "Copenhage", "Boca en la tierra", "La vieja escuela" y "23 de junio". Porque vayan donde vayan son conscientes de que por mucho cambio o variaciones que haya en su música, la canción con nombre de capital europea será siempre su himno. Y viendo la respuesta del público no debe importarles demasiado. Anoche, con la interveción de Xoel López fue más especial y única si cabe.
La banda se marchó tras tocar "Mapas", "Sálvese quien pueda", "Valiente", "Te lo digo a ti" y "Fiesta mayor". Pero regresó para acabar con "Consejo de sabios", "El hombre del saco" y "Los días raros".
Vetusta Morla irrumpió en el escenario para elevar la etiqueta de la velada y fue el principal reclamo. Pero previamente lo hizo Xoel López, que por momentos recordó a Bruce Springsteen, en sus formas, además de por su estatus. El coruñés, de 41 años, demostró estar viviendo una madurez plena con "Sueños y pan" y regaló al público vigués otra colaboración para el recuerdo: "El amor valiente". Esta vez fueron "Pucho" y compañía los que le acompañaron.
La banda encargada de inaugurar este minifestival, sobre las ocho de la tarde, fue la pontevedresa adolescente Furious Monkey House. Los miembros contagiaron su ímpetu y juventud. Sin embargo, escuchar su nuevo sencillo "Echoes" nos transportó a otra época. Ya solo queda una cita para despedir el verano en Castrelos: David Bisbal, el jueves 8 de agosto.
