Los 125 jóvenes instrumentistas del VIII San Simón Fiddle desembarcaron ayer en la isla que da nombre al que ya es uno de los campamentos de violín folk más importantes del mundo para iniciar una convivencia de una semana en torno a la formación musical, el ocio y el intercambio cultural. En el muelle, los niños, de 7 a 17 años, procedentes de toda Europa, fueron recibidos con música por la veintena de profesores y monitores que harán de esta convivencia, una experiencia vital.

Porque, como explica su director, el profesor de la Escola Municipal de Música Folk y Tradicional de Vigo (E-TRAD), Alfonso Franco, San Simón Fiddle es mucho más que un programa articulado en torno a los instrumentos de cuerda. "No todo es música; queremos que sea una experiencia enriquecedora, en la que los chavales conozcan también la gastronomía, la cultura y la lengua de otros países", comenta.

Este año, música balcánica y gitana de los países de Europa de Este vertebra el programa de San Simón Fiddle, que también incluye una experiencia con el grupo de instrumentistas ciegos de la ONCE. "Vamos a celebrar una comida a oscuras para acercar a los niños la realidad de las personas ciegas", explica Franco.

El director del San Simón Fiddle reconoce que este año han vuelto a quedarse fuera del campamento muchos solicitantes. Y es que hace años ya que la iniciativa, que organiza la Asociación Galicia Fiddle, llegó a su cupo máximo. "Cuando empezamos solo queríamos aprovechar los maravillosos espacios que tenemos en Galicia, como este de San Simón, y fomentar el uso del violín dentro de la música folk de una forma lúdica. Mucha gente comienza a estudiarlo, pero luego lo deja porque su pretensión no es ser violinista profesional, pero con que toques un poquito ya puedes incorporarte a tocar cosas sencillas y tocar en grupos, sobre todo", asegura.

San Simón Fiddle lidera, además, el proyecto europeo K1, en el que participan entidades de Portugal, Escocia, Eslovenia y Hungría, que pretende crear una red europea de centros de enseñanza infantil de los instrumentos de cuerda por transmisión oral, y favorecer el intercambio de estudiantes y la integración del colectivo gitano, auténtico portador de la cultura violinista de los países del este. "No solo nos interesa conocer la música de la Europa del Este, sino sus planteamientos pedagógicos. Nos ha sorprendido la naturalidad con la que comienzan a tocar el violín los niños de las familias gitanas rumanas. Es la tradición oral pura: quien lo toca es porque lo tocaba su padre y antes, su abuelo", manifiesta.

Como novedad este año, los participantes de San Simón Fiddle grabarán un disco, que dejará constancia de su paso por el campamento musical y que servirá, además, para que conozcan el proceso de grabación. "Queremos incorporarlo en próximas ediciones y que sea otra actividad más", adelanta el violinista.

Entre el profesorado de este año se encuentran, además de Alfonso Franco, otros importantes nombres de la música tradicional gallega como Anxo Pintos y Begoña Riobó, de la E-TRAD, y representantes internacionales como Jani Lang, Jean Cristophe Gairard, Janos Kallai y Leonard Roma.