La campaña electoral que está a punto de generar sus frutos en las urnas destacó en su recta final por una propuesta que aunó en su encabezado hospital, enfermos y mascotas. El candidato de Ciudadanos a presidir la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, sembró la controversia al plantear que pacientes hospitalizados puedan ser visitados por sus animales de compañía en centros sanitarios. ¿Idea acertada o descabellada?

Desde Galicia, África González, presidenta de la Sociedad Española de Inmunología, responde que "se ha visto que el contacto con animales de compañía puede ser bueno para el estado anímico. Se podría habilitar un espacio específico (en los hospitales) donde fueran el enfermo y su mascota".

No obstante, esta investigadora y profesora de la Universidade de Vigo está en desacuerdo "con que puedan entrar en las habitaciones. No solo por las enfermedades que puedan transmitir (habría que controlar que estén vacunados, sin garrapatas, etc...), al tiempo que habría que estar atento a posibles "alergias al pelo y fobias a animales (por parte de los otros pacientes),además del problema de ladridos, mal comportamiento o situaciones agresivas".

Desde el Colegio Oficial de Veterinarios de Pontevedra, el vocal Enrique Núñez advierte de que, para los animales, un hospital "puede ser un ambiente estresante".

No obstante, desde el punto de vista de este veterinario, "el principal problema sería tener a los animales muy controlados sanitariamente. No se puede meter a cualquier perro en un hospital".

Explica que, en Galicia, la Xunta expide certificados a perros de asistencia que pueden entrar en hospitales bajo determinadas situaciones y condiciones.

Estas mascotas pueden acompañar a personas ciegas o participar en terapias como las que realizan el Hospital Materno Infantil de A Coruña o las efectuadas con pacientes psiquiátricos en rehabilitación en el Nicolás Peña de Vigo.

"Estos canes, detalla, tienen que renovar cada seis meses la certificación de la Xunta", para lo que es preciso realizar analíticas completas de bioquímica además de hemograma, entre otros controles. Además, añade Núñez, "son los únicos perros gallegos que tienen que ser obligatoriamente vacunados contra la rabia".

Además de cumplir con estas medidas, a su juicio, los canes que entrasen en el hospital deberían estar desparasitados interna y externamente cumpliendo con unos parámetros muy marcados, además de seguir un control de comportamiento. "No todos los perros están en esta situación. ¡Imagine la que puede montar un perro con pulgas en un hospital!", señala.

Llegados a este punto, hay que reflexionar si sería viable llevar a cabo una iniciativa con todas estas premisas apuntadas. A miles de kilómetros de Galicia, en las cálidas aguas de las Baleares, encontramos el deseo hecho realidad en un proyecto iniciado en el año 2017.

Iniciativa pionera

Se trata de Dogspital, una "iniciativa pionera" puesta en marcha por el área de salud de Ibiza y Formentera en el Hospital Can Misses. Desde este centro, un portavoz subraya que una de las líneas estratégicas es "la humanización" a través de distintas iniciativas.

Así, "surgió la idea de llegar a pacientes hospitalizados durante largo tiempo y que presentan un vínculo muy estrecho con su perro.Hay gente que llega a ese punto de afecto y estar separado de su mascota le supone un dolor al enfermo y al animal".

Implantar la iniciativa supuso aclarar varias interrogantes. "¿Cómo controlas el comportamiento de un animal que no ha entrado antes en un hospital? ¿Y si se pone nervioso, ladra, corre o muerde? ¿Cómo garantizamosque su higiene o salud son las adecuadas?", recuerda el portavoz del hospital ibicenco.

Tras ponerse en contacto con el Colegio de Veterinarios de las Baleares y la asociación de educadores caninos Agility Eivissa, marcaron un protocolo. Ante la duda de si el perro debía visitar la habitación o no, optaron por crear un punto de encuentro dentro del hospital, en la entrada.

"Hay que destacar que este proyecto se puso en marcha sin ningún gasto del erario", añaden desde el Can Misses, en referencia al apoyo de firmas como Grup Soler, De Casa, Purina y Grafitec.

Además, se desarrolló un pasaporte canino que muestra la aprobación de cada visita. Primero, un médico la autoriza; después, un veterinario visita el perro para hacerle una revisión y establecer que está al día en higiene y vacunas. Por último, el monitor canino visita al animal para evaluar su comportamiento (si es nervioso, si está habituado a viajar...). Hasta ahora, cinco pacientes han podido ser visitados por sus perros en 15 ocasiones.

Toni Torres, educador canino y presidente del club Agility Eivissa participante en el proyecto señala que "el perro también sufre porque su vínculo familiar se ha roto. Es un desequilibrio emocional para el animal". A su juicio, el proyecto de Ibiza se debería extrapolar al resto de España. En Pamplona, hay un hospital interesado y en Menorca, la sala ya está a punto de inaugurarse.

Por último, Jordi Massip, del Colegio de Veterinarios de las Islas Baleares subraya que "el encuentro es positivo para el paciente y la mascota. En muchos países, proyectos así ya están implantados. Aquí, ya sabemos que vamos con retraso".