"Las niñas se sientan en las aulas al fondo y en las esquinas, y las estudiantes líderes delante pero esquinadas", contó ayer Carmela Silva, en la Jornada Muller e Poder, organizada por la Escola de Igualdade María Vinyals, la única escuela de igualdad de Galicia. Silva, que pronunció una conferencia sobre "Mujeres, espacio público y el desempeño del poder", reveló este dato de una investigación en la que participó siendo ella profesora en Escuelas Nieto, en Vigo.

La primera mujer al frente de una diputación en Galicia y la primera mujer portavoz de un grupo en el Senado reflexionó que esas niñas cuando se hacen mayores siguen ocupando "las esquinas de las fotos", siguen siendo secundarias en los escenarios del poder. Son secundarias porque son minoría, pero también porque ellas muchas veces optan por ese papel secundario. Por ello animó a las mujeres a "ser rápidas y listas y colocarse en el centro de la foto", y sí hay que dar "un codazo, se da, que ellos también lo hacen". "Hay que dejarse de complejos y situarse en el centro", apuntó Silva, quien mostró al público una amplia galería de fotografías de escenarios diversos de poder en las que las mujeres, o bien no aparecían, o bien estaban relegadas a una esquina.

"Nos asusta llegar a los puestos de dirección, y luego somos humildes, tenemos que deshacernos de los complejos", insistió Carmela Silva. "Hay que reeducar a la sociedad", abundó, pero también reeducarnos a nosotras mismas, precisó la dirigente socialista. ¿Por qué? Para deshacerse de estereotipos y perjuicios que inconscientemente han ido asumiendo fruto de la cultura patriarcal en la que las mujeres viven. "A los niños preguntones se les alaba y anima comentando ¡qué listo!, a las niñas se les cercena, apuntando ¡qué pesada eras! ¡cállate, niña!", apuntó.

La titular de la Diputación de Pontevedra instó al centenar de mujeres presentes en el encuentro a ser "optimistas" porque "el pesimismo es el instrumento del patriarcado para desmovilizar" a las mujeres, y a ser activas porque el avance de las mujeres sólo ha sido posible por "la lucha de las feministas". "No ha sido gratis ni fácil, y no lo será", declaró Carmela Silva.

"La política es el único instrumento para la transformación de la realidad, así que la política debe ser feminista", defendió.

La escritora y presidenta de honor de la asociación Clásicas y Modernas, Laura Freixas, también animó a las mujeres a dar un paso adelante en el mundo de la cultura. Expuso que sólo son mujeres el 6% de los directores de teatro y de orquesta, el 7% de los directores de cine, el 4% de los autores que exponen en Arco y el 10% de los distinguidos con el Premio Nacional de Narrativa y el Cervantes. Y así sucede que desde siempre la cultura en sus diferentes expresiones artísticas representa al hombre como "poderoso, héroe, protagonista, invulnerable, ?" y a la mujer como "madre, sumisa, ? y si tiene poder es odiosa y ridícula".

Freixas salpicó sus reflexiones de múltiples ejemplos. Uno de ellos fue el de la Virgen María, que "solo tiene seis frases en la Biblia y la más conocida es cuando dice a Dios: "Hágase en mí tu voluntad". "En la serie de los Pitufos, hay el pitufo gafotas, el bromista, el valiente, el goloso, el gruñón, el manitas, el vanidoso, el poeta, el perezoso, el deportista, y una sola pitufa, la Pitufina. Al denonimarla con un dimunitivo se la minusvalora, y su papel en la serie es ser sexy, inocente, sumisa", lamentó Freixas.

La consultora legal en Derecho y Asilo y Refugio en Stop Mare Mortum, Berta Fernández Rosón, también participó en la Jornada "Muller e poder" , y contó el papel de las mujeres en las zonas de conflicto para intentar desmontar el papel que la sociedad adjudica a las mujeres en los conflictos armados. Relató como las mujeres nómadas somalíes rompieron con los roles tradicionales y comenzaron a ir la mercado a vender y comprar productos. "Después de la guerra, muchos hombres prefieron que siguieran yendo ellas para aprovechar las habilidades que habían adquirido en tiempos de guerra", contó Fernández Rosón. Las mujeres de Chad, Palestina, Uganda o las de Sierra Leona lograban cruzar las líneas enemigas y tejer una red rede informal con la que obtenían ingresos y colaboraciones.