Adentrarse en las páginas de La vieja sirena, de José Luis Sampedro, es sumergirse en la historia de las distintas vidas de Glauka, la mujer sirena que hizo de su camino vital una búsqueda-lucha por la libertad.

A la libertad, apelaba Sampedro en sus palabras y en sus hechos. De ahí, que ayer fuese la protagonista de una mesa redonda en la que participaron su viuda y escritora, Olga Lucas; el histórico político nacionalista y economista Xosé Manuel Beiras (amigo y discípulo del autor de La sonrisa etrusca), así como Montserrat Ribao, profesora de Literatura Española de la Universidade de Vigo; José Montero, catedrático de Literatura española de la misma institución; y Juan José Santamaría, ex decano del Colegio de Economistas de Pontevedra.

Bajo el título "Viaje a la libertad con José Luis Sampedro", la mesa fue organizada por la Fundación Escola Rosalía y moderada por Chelo Comesaña. La presencia de esta profesora viguesa de Lengua y Literatura Española de la Escola Rosalía de Castro de Vigo suponía el cierre de una historia circular que arrancó en el año 2002, recordó Lucas, cuando decidió escribir una carta a Sampedro -escritor galego universal por la Asociación de Escritoras e Escritores en Lingua Galega (AELG) en el año 2012)- dándole gracias de forma emotiva por La sonrisa etrusca, libro que había calado entre su alumnado, lo que plasmaron en opiniones que raptaron la atención del escritor.

Ese fue el germen de que, con motivo del centenario del nacimiento de Sampedro (Barcelona, 1917- Madrid, 2013), se organizase una exposición sobre el escritor. Una muestra hermana pero diferente a la que hoy se puede ver en el Auditorio Mar de Vigo donde ayer tuvo lugar la mesa redonda.

Una hora antes del encuentro, Olga Lucas compartía con FARO varios recuerdos del que fue su amor. "Tenía unos horarios un poco extravagantes. Vivir con un creador puede ser muy fácil o muy difícil; o entras o no entras. El proceso creativo es algo muy especial y profundamente egoísta y altruísta a la vez porque el creador se vacía, da todo lo que tiene. Ahí, es generoso. Pero, al mismo tiempo, cuando está creando, ya se puede hundir el mundo; está poseído por ese proceso y es un egoísmo absoluto", opinaba ayer.

Preguntada acerca de si el alegato por el amor en gran parte de sus libros se plasmaba también en la vida cotidiana, Olga Lucas reconoció que "era una persona muy necesitada de amor y muy generoso en el amor. Vivir con Sampedro fue vivir en una burbuja de amor. Como él quería tanto a la gente, siempre estaba rodeado de afecto. Incluso gente que no pensaba como él, gente de derechas, no se metía con él; era respetado por sus adversarios hasta la Guerra de Irak".

La contienda abrió una brecha. "A partir de ahí, la vida social se crispó mucho. Creo que, a partir de ahí, se empezó a perder el respeto a la gente. Un día, salíamos de un restaurante y había dos mesas largas. A nuestro paso, los de una mesa se pusieron a aplaudir y los de la otra mesa gritaron: 'Rojos de mierda'. No sé si era por nosotros o por los que aplaudían. Esa escena, antes de la Guerra de Irak, no me la hubiera imaginado en la vida. Jamás".

Respecto a la huella imborrable de Sampedro en su defensa por la libertad individual y colectiva (apoyó el 15-M, los insumisos de la extinta mili, las protestas de operarios...), su viuda reconoció que "el relevo no se ve claro. El mundo está cambiando a una velocidad de vértigo. Ahora, se tiende mucho a las prisas. La época de lidererazgos va desapareciendo; pero yo creo que figuras como José Luis Sampedro son necesarias; son necesarios los intelectuales. En este mundo, hace falta gente que se siente a pensar".

La experiencia vital de Sampedro (llamado a filas por ambos bandos en momentos distintos de la Guerra Civil; disidente intelectual del franquismo) y la de Lucas (hija de republicano que pasó por campos de concentración de Francia y centroeuropa; ciudadana en la época soviética de Hungría) le lleva a esta a lanzar una advertencia a la sociedad actual: "Deberíamos estar mucho más alerta. Llevo tiempo diciendo que viene el neofascismo. Es evidente pero encuentro mucha gente que no quiere pensar, no quiere leer y se sorprende de que haya ganado Trump, que se haya aprobado el Brexit...".