Durante su estancia en Bulgaria, Enrique Criado tuvo la oportunidad de conocer a la comunidad sefardí y escuchar hablar ladino, idioma judeoespañol que hablaban los hebreos españoles hasta su expulsión, en 1492. "Me resultó muy emocionante escuchar hablar en ladino, ese idioma tan raro y que parece castellano del siglo XV, y que aún hablan las personas mayores, especialmente las mujeres", comentó el conferenciante, que fue presentado por el periodista vigués José Luis Barreiro. Y también tuvo la oportunidad de "discutir" sobre dónde se elaboraba el mejor mazapán. Él, como descendiente de toledanos, defendía el suyo, pero para los sefardíes de Bulgaria el mejor mazapán es el que se hace en Plovdiv.

"Cuando somos destinados a un país, una de las cosas que hacemos los diplomáticos es buscar cosas en común y esta es una de ellas", explicó. Y si la expulsión de los judíos por los cristianos llevó el mazapán hasta esa ciudad búlgara, las guerras balcánicas hicieron que el yogur búlgaro llegara a España, también de la mano de un sefardí, Isaac Carrasco, fundador de Danone, nombre que responde al apelativo cariñoso de su hijo. También recordó los lazos con el país balcánico a través del rey Simeón, último monarca de Bulgaria, que vivió en España hasta que regresó a su país, del que fue primer ministro tras la caída del régimen comunista.

Criado viajó también a los países de la extinta Yugoslavia, que han crecido mucho tras la devastación que supuso la guerra de los Balcanes. "Se disgregó lo que les unía pero se están reencontrando en la Unión Europea. Hay que pasar del fatalismo del conflicto exyugoslavo, aunque sigue habiendo algunas fibras muy sensibles", afirmó el diplomático, quien también habló de Ucrania, donde se libra, recordó, la única guerra activa en Europa. "Me temo que el conflicto continuará", dijo.