La sensología surgió a raíz de una inquietud artística de Carles Bayod, que a finales de los 60 trabajaba como profesor de pintura en Bellas Artes, Bachillerato y enseñanza especial. Al mismo tiempo trabajaba como artista y ya entonces comenzó a plantearse dudas sobre el propio arte. "En cinco años de carrera nadie me lo había explicado", aseveró. A partir de ahí, relató ayer durante la conferencia, surgió una búsqueda que le llevó a recurrir a libros de historia del arte, a filósofos clásicos y actuales y también a pintores "que casi se enfadaban cuando se lo planteaba".

Su investigación discurría de forma paralela a su carrera como pintor y en los 70 dejó la enseñanza para centrarse exclusivamente en ella "porque exponía mucho y los cuadros se vendían", aunque sin dejar de buscar respuestas a su "obsesión". "Yo entonces ya había deducido que el arte era un producto de sensaciones", recalcó Bayod, que comenzó a diseñar ejercicios de sensaciones que ponía en práctica con cursos a amigos los fines de semana. "Poco a poco se fue fraguando una nueva forma de ver las cosas, al principio era un batiburrillo que tenía en la cabeza pero se iba resolviendo", relató el experto, que en los 80, "ya con mucho material acumulado y evidencias que se demostraban en la práctica" hizo el doctorado. "La tesis me obligó a poner orden y surgió la sensología y su descripción", añadió. Por su trabajo, recibió un sobresaliente cum laude lo que, remarca, fue satisfactorio sobre todo porque "los académicos aceptaban mis investigaciones".

La sensología, recalca, no solo fomenta la creatividad sino también contribuye a desarrollar la inteligencia. "Hay que aprender a sentir, parece una tontería pero no estamos acostumbrados a sentir ni tampoco a expresarnos", dijo.