El catedrático de Derecho Administrativo Jesús Prieto de Pedro (Valladolid, 1949) es uno de los grandes especialistas en derechos culturales. Está considerado, por ejemplo, el inspirador de la Carta Cultural Iberoamericana. Fue director general de Bellas Artes desde 2012 a 2014. En esta entrevista habla fundamentalmente del peso de la visión cultural en la Constitución española y otros aspectos más polémicos de la Carta Magna, como la cuestión territorial, así como de la posibilidad de su revisión.

-El artículo 44 define las obligaciones constitucionales respecto de la cultura. Pero lo hace de manera muy genérica...

-Sí, pero está presente en otros muchos artículos. De hecho es una Constitución muy cultural si la comparamos con otras europeas. Forma parte, por ejemplo, del tema lingüístico. Hay mucho. El 44 es un paraguas para el resto de derechos constitucionales relacionados con la cultura.

-¿El campo cultural está bien protegido y definido?

-Sí, está bastante bien, aunque siempre es mejorable. España tiene una tradición de buenas Constituciones culturales. La de Cádiz lo hizo muy bien, por influjo de Jovellanos. Y la de la Segunda República fue la que más avanzó en su momento, en el mundo, en una regulación moderna y con garantías importantes. La del 78 está en esa línea.

-¿En qué sentido afirma que es mejorable?

-El sistema de distribución de competencias culturales es un poco oscuro. Otros, en cambio, están muy bien.

-Para ser precisos, ¿a qué obliga culturalmente nuestra Constitución?

-Está el artículo 149.2, donde se considera la cultura como deber y atribución esencial del Estado. Es muy potente. Es una afirmación contundente que no tienen las Constituciones de Italia o Francia. Eso sitúa a la cultura como uno de los grandes temas constitucionales.

-¿Usted es partidario de revisar nuestra Constitución?

-Todas se pueden revisar a través de los mecanismos previstos, pero no hay que hacerlo porque sí. La Constitución americana, que es de 1787, ha tenido reformas pero nadie ha tocado determinadas cosas. Los textos jurídicos tienen mecanismos de interpretación que se van adaptando a los tiempos. En materia cultural, no veo que tenga que darse esa reforma. Sí hay un tema en el que la Constitución muestra agotamiento, el del famoso título octavo.

-¿Concretar más la organización territorial del Estado?

-Soy partidario de una reforma en un sentido federal. El título octavo tiene ya muchos contenidos en esa línea, pero faltan técnicas de un Estado federal. Y no me refiero al problema concreto que hay ahora con Cataluña.

-Es la posición que defiende el PSOE...

-Bueno, mi reflexión es la de un constitucionalista. Nuestras opiniones, evidentemente, pueden coincidir con unos y con otros, aunque yo no hablo en nombre de ningún partido.

-¿Somos conscientes de nuestro gran patrimonio cultural y le sacamos rendimiento?

-Se podría sacar más. España tiene declarados unos 17.000 bienes inmuebles, pero hay quien dice que podría haber unos 80.000.

-Fue director general de Bellas Artes y Bienes Culturales. ¿Qué asignaturas pendientes tenemos en esa materia?

-La primera: recuperar los presupuestos que tenía la cultura a principios de este siglo. Con la crisis se han quedado a la mitad, tanto los del Estado como los de las comunidades autónomas. Es urgente. Hay muchas cosas. Una: tenemos muy olvidado el patrimonio inmaterial, que es un capítulo muy importante.

-No se deja de pedir una ley de Mecenazgo, algo que no se ha concretado en cuatro décadas de democracia.

-Es muy importante. Hay una responsabilidad de los poderes públicos, pero si podemos introducir también financiación privada, pues hagámoslo. En Europa no hay esa tradición de mecenazgo, pero hay que empezar. A mí, en estos momentos, me importa mucho el micromecenazgo: un sistema de ayuda a la cultura y, a la vez, de participación social.

-¿Por qué considera la Carta Cultural Iberoamericana como la hoja de ruta de las políticas culturales?

-Iberoamérica tiene una tradición extraordinaria de regulación constitucional cultural: lo mejor que se ha hecho en el mundo es en el área iberoamericana, incluidos Portugal y España. La Carta es un texto breve, pero una síntesis de todas las cosas buenas que tienen esas Constituciones. No lo hay en ninguna otra región del mundo.

-¿Hay tensiones por una vuelta a las culturales nacionales, nacionalistas, en detrimento del universalismo cultural?

-Hay tensiones, no se pueden negar. Pero está el horizonte de la diversidad, un concepto nuevo. Tenemos que darle una interpretación plena: un edificio en el que cabe una cultura universal, europea, nacional o local.