La polémica sobre el benificio o toxicidad del café viene de lejos. El rey Gustavo III de Suecia ya realizó un curioso experimento a en el siglo XVIII para determinar si el café y el té eran nocivos y cuál era más dañino de los dos. Gustavo III eligió a dos gemelos -sentenciados a muerte- a los que obligó a mantener los mismos hábitos alimenticios el resto de su vida con una única diferencia: uno tomaría tres tazas de café y el otro tres tazas de té. El tiempo pasó sin que se apreciase efecto alguno... y en 1792, el rey Gustavo III sufrió un atentado y moriría días después sin ver el resultado del experimento. ¿Qué ocurrió con los gemelos? Dicen los biógrafos de la época que el primero en morir, fue el gemelo obligado a beber té, cuando tenía 83 años y pocos años después, moriría su hermano.